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Tomura no podía dejar de mirar, su café podría haberse derramado por todo su regazo y no le habría importado. Estaba mirando a la chica más hermosa que jamás había visto. Su cabello suave verde que fluía del abanico, sus ojos brillantes naranja que brillaban como un diamante y, a diferencia de su propia piel, los de ella se veían tan suaves como sábanas recién limpias.
Estaba en la fila esperando para pedir su café, una sonrisa de felicidad se extendía en su rostro mientras miraba el tablero en busca de ofertas especiales. Tomura sintió que su rostro comenzaba a calentarse y tuvo un ligero impulso de comenzar a rascarse el cuello nuevamente. Ella parecía un ángel, mientras que él era un demonio espantoso del inframundo. Nunca antes se había sentido así por ninguna chica y de repente estaba empezando a irritarlo. ¿Por qué se sentía así hacia ella? Ni siquiera ha tenido una conversación con ella antes. ¿Qué estaba pasando con él?
De repente la vio de frente y se volvió hacia el cajero. Con una sonrisa radiante hiciste tu pedido.
"¿Puedo por favor tener un Mocha Coco mediano?" tu preguntaste.
Sin embargo, el cajero la miró de pies a cabeza con una mirada muy intensa. De repente tenía una sonrisa muy astuta en su rostro.
"Claro, serán 400 yenes y tu número de teléfono". guiñó un ojo.
Tomura estaba empezando a sentir que su irritación se convertía en ira ante el intento del cajero de coquetear contigo. ¿Por qué este NPC estaba tratando de llegar contigo? Ni siquiera está en la misma liga que tú. Tomura estaba empezando a ponerse rojo cuando empezaste a verte incómodo ante la repentina petición de este hombre. Le diste tu tarjeta para que la tomara.
"Um, no, gracias". cortésmente declinaste.
“Vamos cariño, no hay nada de malo. Déjame sacarte alguna vez. el hombre ignoró la tarjeta y siguió tratando de cortejarte.
Tomura podía sentir que su sed de sangre aumentaba ante la insistencia de este idiota. Quería asesinar a este hombre. No. Eso sería demasiado amable. Quería arrancarle cada miembro de su cuerpo y dejarlo discapacitado de por vida. Este asqueroso cabrón no se merecía algo tan misericordioso como la muerte.
"Por favor, no me llames así señor". sacudes la cabeza.
"¿Señor? Me gusta. Deberías llamarme así después de que termine contigo. se rió.
Tomura se levantó de su lugar con ojos salvajes y malas intenciones para el espeluznante cajero. Golpeó algo de dinero en el mostrador y miró al hombre con una mirada mortal.
“Dale el trago pendejo. Ella no está interesada en ti. Tomura fulminó con la mirada.
El hombre parecía intimidado por la mirada de Tomura y en silencio tomó el dinero mientras le daba la bebida a la joven. La chica miró a Tomura con admiración brillando en sus ojos. Tomura de repente se sintió avergonzado por su mirada y trató de no hacer contacto visual directo con ella.
