Segunda sesión

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Suspiró pesado, su cuerpo aún temblaba acostumbrándose poco a poco a la vieja sensación del placer. Aquella que no sabía que extrañaba, que no sabía que necesitaba. Hundió su boca en el agua comenzó a tirar su cabello con nerviosismo.

"Maldición... Maldición... Lo arruiné todo..."

Se repetía constantemente. Si bien, sabía que lo había hecho era incorrecto, no se arrepentía del todo. Eren Jaeger era su perfecta perdición de carne y hueso. Se perdía en aquellos ojos verdes con destellos azulados, entre las marcas de sus visibles músculos sobre la ropa, entre sus dedos largos y su quijada masculina. Aquella voz ronca, que la volvía loca y la hacía imaginar tomándola con fuerza una y otra vez, embistiéndola lento, suave, rápido o fuerte, mientras fuese él, daba lo mismo el ritmo y la pose.

Se levantó cubriendo su cuerpo con la bata blanca y calzó unas pantuflas del mismo color. Se miró al espejo, específicamente sus muslos que aún se contraían ante el ejercicio, no podía creer lo que había hecho.

— ¿Contará como infidelidad?

— ¿Qué cosa? — Escuchó que preguntaron tras ella, quedó estática y vio a Jean observándola desde el umbral de la puerta. Tragó saliva y volteó rápidamente sin notar que su bata había quedado mal atada.

— No te escuche llegar — Pasó por su lado dispuesta a salir del baño, pero él pasó su mano por su pecho, rozando su seno hasta tomar su cintura desnuda y la presiono contra su cuerpo.

Mikasa, visiblemente incomoda se removió ante su agarre.

— ¿Con quién hablabas? ¿Acaso Annie no pudo guardar su actitud de zorra y le fue a menear el culo a otro? Pobre doctor.

— ¿Por qué dices eso? — Preguntó molesta — Que ridículo eres.

Se zafó del agarre y camino rápido a la habitación mientras Jean iba tras ella.

— ¿Entonces quién fue infiel?

— Nadie, no sé de dónde inventas cosas.

Mikasa se adentró en el walking closet, comenzó a hurgar en su ropa mientras Jean llegaba a posicionarse en el umbral del mismo.

—  Eso fue lo que dijiste.

— Si eso dije, pero Annie no tiene nada que ver.

— Entonces ve al grano ¿De qué hablabas y con quién?

Ella, ya con ropa interior puesta y sintiéndose menos incómoda ante su presencia, caminó hasta el umbral y se plantó frente a él con una mirada gélida.

— Estaba hablando con Annie — Coartada inteligente, Jean jamás hablaba con Annie — Sobre una película en Netflix, de una mujer casada que mantiene sexo telefónico con su doctor.

Jean meneo la cabeza y arrugó el ceño curioso — ¿Hicieron una película sobre algo así?

— ¿Me dejas pasar? — Ante todo, Mikasa quería evitar el contacto físico con Jean. En la academia, aprendió que la mejor forma de mentir, era decir la verdad combinada con mentira. Él se apartó y ella siguió su camino hasta el pijama bajo su almohada — Así es, Annie dice que es infidelidad, pero yo no sé.

— ¿Annie dice que es infidelidad? No te creo.

— ¿Tú crees que no lo es?

— Claro que no, si ni se tocan mutuamente. Técnicamente no hay sexo, sólo se están estimulando.

Mikasa se metió a la cama y Jean comenzó a desvestirse para imitarla.

— Interesante — Musitó a lo que veía que Jean se acercaba a ella para abrazarla, como nunca, alcanzó a voltearse y continuó — Mañana saldré a almorzar con Annie, así que me dormiré, estoy muy cansada.

SexologistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora