Cuarta sesión

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Mikasa y Jean fueron directamente al departamento después de cenar. Ella estaba un poco distraída desde su misteriosa y larga ida al baño. Él pudo notarlo, el ambiente estaba denso así que salió dejándola sola, con la excusa que debía juntarse con sus compañeros de trabajo.

— Siempre escapando — Murmuró Mikasa mientras él cerraba la puerta ¿Qué matrimonio quería salvar? Si eso no existía.

Dirigió sus pensamientos a otra parte, pero por otro lado, pensar en Eren tampoco mejoraba las cosas. Se sentía iracunda por lo que había pasado, tanto, que no noto que la cena con su esposo había durado con suerte lo mismo que un polvo con él, es decir, nada. Y mucho menos, le intereso mucho que se fuera a otro lugar, quién sabe dónde y quién sabe con quién.

Miró los paquetes que le había entregado Eren y se acerco a ellos, los recorrió con la yema de los dedos. Acercó uno a su nariz, aún mantenía el olor del perfume del castaño. Su corazón latió con fuerza, sus hormonas se alborotaron.

No importaba lo mucho que pusiera de ella por salvar su matrimonio, aunque sabía en el fondo que ella no estaba haciendo nada. Jean estaba más cariñoso que de costumbre y más preocupado, y en la cena de hoy recibió su explicación.

Jean le expresó que tenía miedo de perderla.

Al principio, sintió pánico ¿Acaso Jean lo sabe? Imposible. Se excusó para ir al baño cuando en realidad corrió al departamento de Eren para acabar con él, pero finalmente, él acabó con ella. Y no una, si no tres veces.

Se sintió culpable, quizás estaba enferma ¿tener sexo o una relación fuera del matrimonio era su fetiche? No podía estar segura ¿le pasaría con cualquiera o sólo con Eren?

Tomó el primer paquete, dentro venía una caja negra con detalles fucsias, abrió la caja con sumo cuidado, la cerró inmediatamente. Su cara se puso roja, se sentía totalmente avergonzada, sus manos temblaban. Tomó su celular y le envío un mensaje al castaño.

— ¡¿Cómo se atreve?!

"Ay, no seas tan puritana, es sólo un dildo. Todas las mujeres tienen uno"

Respondió el castaño, ella volvió a arder en vergüenza ¿Acaso planea que lo use con Jean? ¿No le importa? Sus ojos vagaron al otro paquete y lo abrió rápidamente con la corazonada que sería algo peor.

Pero no fue así, sus brillaron y su expresión cambio totalmente al ver un conjunto de lencería negro de encaje. Corrió a probárselo con emoción, como si de un juguete nuevo se tratara.

Había descubierto con Eren, que le gustaba esta parte de ella, esta parte sexy y dominante que no conocía. La lencería se había vuelto parte de su búsqueda habitual en las tiendas online y siempre le sugerían nuevas prendas, pero jamás se había atrevido a comprar una.

Volvió para verse al espejo, quedando maravillada ante la vista. Las bragas eran tres tiras que no cubrían su trasero y que entendió ligas la finalidad era obtener el coito con la menor cantidad de ropa posible, dos ligas de tela demarcaban la parte baja de sus glúteos y una liga hacía parecer un hilo dental que no era tal, debido a que simplemente podía moverse o sacarse de una especie de bretel y dejar libre para la penetración desde cualquier lugar, en la cola tenía un pequeño pompón de conejo y por delante era un triángulo negro transparente que dejaba a la vista su monte Venus.

Mikasa río viendo su trasero y lo bien que lucia en aquella tanga. Se fotografió, asegurándose de obtener el mejor ángulo y luego volteó a ver su parte superior.

El sujetador era casi inexistente por la parte baja, ya que tenía la forma de uno por arriba, pero por abajo, sus pechos quedaban totalmente expuestos. Por encima de este, se apegaba por el borde, una tela transparente como un velo que cubría hasta el principio de los glúteos.

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