Bebé en camino

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HISTORIA APTA SÓLO PARA AQUELLOS QUE:

TOLERAN EL MPREG.

LES GUSTA EL SOUKOKU COMO SHIP.

NO LES MOLESTAN LAS HISTORIAS ESCOLARES.

LES GUSTA EL DRAMA.

HABRÁ COSAS DE JAPÓN Y COSAS DE UN YOKOHAMA TIPO TERCERMUNDISTA. LATAM JAPONÉS. INTENTARÉ METER UN POCO DE COMEDIA.

PUEDE CONTENER ESCENAS +18.

El timbre anunciando la hora de descanso era buena señal para los alumnos de la universidad de Pedagogía.

Un joven adulto pelirrojo, de perfecta apariencia, caminaba por los pasillos de la universidad, con destino al aula que nadie utilizaba para sus clases. Había conocido a un estudiante de la clase de al lado que llamó su atención, hace algunas semanas.

El otro joven era guapo para sus gustos. Alto, delgado, con un estilo raro de la moda, usaba vendajes en varias partes de su cuerpo. Pero eso a Chūya no parecía molestarle mucho, aunque lo insultaba con ello.

Discutían mucho pero también pasaban momentos agradables en los comedores. Esta vez, querían experimentar con algo más, divertirse y saber qué se sentía hacer ese tipo de cosas siendo dos hombres.

No se consideraban amigos, mucho menos novios, pero era un reto propuesto por ambos y debían hacerlos.

Se encerraron en el aula deshabitada, y buscaron el mejor lugar.

— Esta aula es perfecta, Chūya. No hay ventanas, nadie caminando afuera, no ruidos. Me gusta.

Osamu apartaba su corbata de la camiseta y desabrochaba sus botones con rapidez. Una hora de descanso no sería suficiente para los dos, debían apresurarse.

— También me agrada. Oye, te repetiré de nuevo. Esta será la única vez, ¿me oíste? Lo que vamos a hacer quedará entre nosotros, nadie debe enterarse, y... Te recuerdo que no me atraen los hombres.

Dijo Chūya. Se quitaba el uniforme, imitando al de cabellera castaña. Estaba dispuesto a darlo todo y a fingir que nada había ocurrido después de eso. No sabía qué tan difícil podría ser, pero al menos lo intentaría.

— Sí, como digas. Tampoco es como si me importaras de esa manera, Chūya. Ahora, conviértete en un perro. Vamos.

— ¡¡¿Ahh?!! ¡¿Q-Quieres que yo sea el de abajo, idiota?!

Cuestionó inconforme. Si una cosa odiaba, era imaginarse en esa posición.

— Claro. El más chibi siempre debe ser el de abajo. Vamos, sé que te gustará. Primero, le quitaré la venda.

— ¡¿Eh?!

Chūya se vió obligado a ser el pasivo del acto. Pasaron de la hora, hasta que regresaron a sus respectivas aulas de clase con algunas incomodidades. Era doloroso para uno, y cansado para el otro.

Después de ese día, nada cambió. Se hablaban ocasionalmente, sus vidas eran las mismas de antes, cada quien por su rumbo rutinario.

Chūya siendo la atracción de todos, y Dazai también.

Ambos salían a pasear con su grupo de amigos, idas al karaoke, a restaurantes de la ciudad, a parques de atracciones. Llevaban su vida feliz y relajada, sin preocupaciones mayores, nada más allá del estudio.

Todo cambió cuatro semanas después, cuando Chūya tuvo síntomas muy extraños que le provocaban incomodidad. No era el mismo chico feliz y alegre de antes, Chūya Nakahara se sentía mal consigo mismo, pero no era él, sino sus hormonas.

Decidió ir a la clínica.

— Nakahara-kun, tengo los resultados de la prueba sobre mi sospecha.

Informó el médico que lo estaba tratando. Chūya sonrió incrédulo. Sabía que eso era posible entre hombres dotados de habilidades pero ¿Por qué él? Si sólo había hecho aquello una única vez en la vida.

— Sigue siendo estúpido para mí, doctor. Pero dígame, es negativo, ¿Verdad? Sabía que no podía suceder. ¿Cómo voy a tener un bebé si sólo tuve sexo una sola vez y no duramos ni las dos horas?

Ahora reía, pero de nervios. El médico abrió el sobre y sacó el papel donde decía el resultado, creyendo que sería una buena noticia para su paciente, aunque éste le haya dicho que quería que fuera negativo. Chūya deseaba en su mente que la palabra Negativo apareciera en él. Tenía miedo. Imaginarse a él embarazado y con un bebé era su miedo más grande en la vida.

— Es posible. Eres un dotado de habilidad, lo hiciste una vez, pero lo hiciste. Tú y tu pareja son altamente fértiles. Felicitaciones, el resultado es positivo. Aquí las recomendaciones para que todo vaya bien en el transcurso de los nueve meses. Te quedan ocho.

— ¡¿Qué?! ¡Doctor! ¿H-Hay alguna manera de sacarlo? Yo no puedo, yo no...

— Al ser un hombre no hay manera de realizar un aborto seguro. Las probabilidades de morir son del 99%.

Respondió intranquilo. Como médico, le preocupaba que su paciente tuviera la idea de deshacerse del bebé y no exactamente por estar en contra. No era la primera vez que sucedía algo como eso, se sentía mal por no poder ayudar a su paciente de la manera que él quiere, si lo hacía, estaría contribuyendo en la muerte tanto del padre como del bebé y tendría problemas graves como profesional.

Chūya tuvo que resignarse y tomar esa hoja con las recomendaciones y cuidados tanto para su salud como la del bebé.
No tenía familia, pero tenía a Kouyou Ozaki, quien era una hermana mayor para él y estaba ahí para aconsejarlo y...

— ¡¡¿CÓMO QUE ESTÁS EMBARAZADO, CHŪYA?!! ¡¿QUIÉN HA SIDO EL MALDITO QUE...?!

— ¡A-Anee-san! ¡T-Te juro que yo me haré cargo y...!

— ¡No, no y no! No eres el único responsable. Mañana me presentas a ese tipo para comprometerlo a quedarse con el bebé cuando nazca.

Chūya suspiró con cansancio. Kouyou era muy sobreprotectora con él, y eso a veces llegaba a fastidiarle. Se dirigió hacia su habitación y se quedó ahí hasta que Kouyou abandonara su casa.

Se dejó caer sobre la cama, colocando sus manos en su abdomen. Sonrió.

— Eres el hijo de ese estúpido de Dazai... Así que, seguramente serás igual de lindo que él.

Lo pensó dos veces y...

— No, de ninguna manera debes parecerte a él. Tienes que parecerte a mí, yo te cargaré ocho meses más y debes ser considerado. Si sales como el estúpido de tu padre, te botaré a la calle. Es una advertencia.

Sacó su teléfono celular para escribir un mensaje a Dazai dándole la noticia. No quería compromisos con él, pero el problema era de los dos, y ambos debían hacerse cargo y buscar soluciones.

"Oye, Dazai. Seremos padres. Te vas preparando con un trabajo estable para poder comprar pañales y todo lo necesario para el bebé".

"Oh, ¡No puedo con tanta emoción! Por supuesto que no pienso trabajar para mantener bebés, Chūya. Eso es asunto tuyo. No quieras meterme en tus problemas. Eres su madre, y una madre debe esforzarse más por su hijo que un padre. No pierdas tu tiempo conmigo, ya sabías que no estaba interesado en los hombres y mucho menos en hombres con bebés".

"Pero... ¡Es nuestro hijo! ¡Un bebé que nos necesita a los dos, estúpido! ¿Crees que yo solo podría con toda la responsabilidad?".

"Te daré dinero. Pero no pienso quedarme sin mis gastos personales por un niño".

Padre Primerizo [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora