—¿Casarnos? —Pregunta el rubio, no como una genuina pregunta, sino como si la estuviera analizando silaba por silaba, imaginando diversos futuros con ella, indagando en su interior, había múltiples posibilidades flotando en el ambiente, Rudolph era un hombre apasionado y amaba los retos, tal vez era hora de abrir su corazón sin temer. La guerra le había implantado amargura, pocas alegrías. —Bueno, supongo que puedo usar un lindo vestido blanco, y si es así podría usar un lindo velo largo, tan largo que se deslice por el suelo, podría desempolvar mis extensiones. Me vería linda.
El coronel sigue recostando su cabeza sobre el pecho de Müller, aspiraba calma y paz, con ello le da para razonar mejor sus pensamientos. —Es tu decisión... pero si fuera la próxima semana sería algo mejor...
—Está bien, acepto, nos casaremos en una semana, veremos si puedes manejar mis nervios, será tu prueba de fuego. —Estaba bromeando, pero Orrel hizo una mueca que se podría interpretar como una tímida sonrisa, que se esfumo con rapidez, tratando de no emocionarse demás, aunque no creía que nada pudiera amargar la dulce velada que se había formado entorno a ellos dos.
.
.
Orrel temblaba, mirando la figura del rubio contra el piso, la herida de la bala descansaba en la cabeza, la misma estaba incrustada contra la pared, cubierta de manera parcial en sangre, no sabía la zona exacta, pero tenía que ser letal, la mente se le nublo.
Dejo de razonar que a quien mataría era camarada y conocido suyo, para él, Alexei era un bastardo que debía morir, pagar con su propia vida lo que le había hecho a Rudolph. Petrova por su lado, estaba devastado, a diferencia del coronel, este se puso a llorar, temblando.
—¡Rudolph! —Gritó el joven francotirador, soltando el arma, para ir corriendo a donde estaba inerte el herido, pero un fuerte puñetazo detuvo las intenciones del joven, fue lanzado con la misma fuerza contra las celdas, para recibir otro puñetazo en la cara, otro en el vientre, sus quejidos se detenían a medias, gritos apenas y salían de su boca, la recia mano del corone le jala de los cabellos, deteniéndolo de moverse, sollozando por cada golpe que le estaba propinando Smirnov. —Agg... —Sus lamentos son cortados por un golpe contra los labios y sus dientes se entierran en su piel para dar paso a lamer sus labios cubiertos de su propia sangre, se desploma contra el piso, para ser noqueado con una patada en el estómago, que lo desprendió de la realidad.
Orrel se inca contra el inconsciente Petrova, tomándolo por el cuello, y apretándolo lentamente, notando como el aire se cierra en la boca de Alexei, oye los jadeos en desesperación para recuperar el aliento, pero Sergéevich le quita ese privilegio apretando aún más su agarre, con los ojos inyectados en sangre las marcas de sus dedos hacen blanca la piel de su víctima para dejar marca morada hasta que unos brazos rodean el agarre del coronel, este estaba tan concentrado que lo tomo por sorpresa.
—¡CORONEL, ES SUFICIENTE! —Gritó Sasha sujetando con fuerza a su superior, este se quita el cuerpo de su segundo con un cabezazo, para retomar el extinguir la vida del cuerpo del francotirador. —¡Hey! ¡Necesito ayuda aquí abajo! —Llamó con fuerza, momentos después una multitud se oye afuera del lugar, el primero en secundarle es Grisha, quien no se había ido muy lejos, pues estaba revisando a sus pacientes antes de ir al frente mañana por la madrugada, al entrar nota el desastre, cuando ve al rubio contra el piso rodeado de sangre se aproxima corriendo contra él. Secundado en segundos por el Mayor de brigada, Borgóv, quien había ido a tratar con su viejo camarada, este apresuro el paso para sujetar uno de los brazos de su viejo amigo, logrando que zafe un brazo del cuello de Petrova. Morozóv toma posición para detener el único brazo que queda, para dejar a Alexei respirar, todavía sin moverse.
ESTÁS LEYENDO
Marcha Roja[+18 Contenido Homoerotico]
Ficção HistóricaUn amor prohibido entre un nazi y un soviético durante la segunda guerra mundial. . Diciembre de 1941, Operación Barbarroja. Rudolph Müller es un general, un alemán. Enemigo de todo el mundo en esos sanguinarios momentos de la humanidad, ario, te...