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Parece que el mundo entero te está dando la espalda.

Aún recuerdo la primera vez que lo ví y no me refiero precisamente a aquel partido de fútbol escolar, hablo de cuando vi a su verdadero yo, de ese chico bondadoso y con tantas heridas que sanar. Aquel chico cuyo corazón habló con el mío aún sin dirigirnos la palabra, para mí todo se sintió tan mágico por un momento.

Por su parte probablemente era uno de los peores momentos de su vida; en sus ojos no había magia alguna, solo eran un par de ojos tristes y solitarios que se debatían entre odiarse o solo suplicar un poco de comprensión. Era obvio que él sabía que el mundo le estaba dando la espalda, y lo creía merecido.

Después vino el momento en que supe que si mi vida se  dividiera en capítulos tendría que ser en un antes y después de Ken. Cuando nuestros latidos se volvieron uno, comprendí varias cosas que eran imperceptibles antes para mí.  Entendí  que yo no podría dejarte solo, no quería alejarme de ti, si el mundo estaba en tu contra entonces estaba en nuestra contra.

El tiempo fue pasando, días, meses, incluso años;  tú y yo nos volvimos inseparables, por más diferentes que fuéramos todas las piezas encajaban en su lugar. El tonto y el listo, el callado y el hablador, el enérgico y el tranquilo; esos y mil apodos más susurraba la gente, mientras nosotros, nosotros nos acurrucabamos en mi solitaria sala de estar donde inevitablemente salían aquellas yagas de tu alma en pequeñas lágrimas saladas y agridulces como el momento vivido. Cómo las odio porque con ellas sé el dolor de tu alma y como las amo por el simple hecho de provenir de ti.

En esos instantes de intimidad ya no éramos el niño tonto que juega soccer y el niño prodigio de Tamachi... En esos momentos solo éramos Daisuke Motomiya y Ken Ichijouji, en su forma más pura posible.

Estaba seguro de que te sentías igual de solo que yo, ¿no es así? Pero ya no temas más por favor, ahora yo estoy contigo, estoy y estaré justo al lado de ti incluso si algún día tú ya no estás para mí.

Cuando tu fortaleza flaquee, abre tus ojos. Abre tus ojos un instante y mírame, estoy delante de ti, y te estoy mirando. Estoy mirando directo hacia ti porque a mis ojos no existe algo más valioso que tú, porque eres el lugar al que pertenezco.

Cuando te traiciones y dejes de sentir mi calor, no tengas miedo, solo extiende tu mano y yo te transmitiré el calor de mi corazón.

Tú viste en mi lo que nadie fue capaz de ver, ni siquiera yo mismo, viste desde antes de abrir mi ser completamente a ti lo que nadie más podía comprender de mí.  Con cada sonrisa, llanto y coraje mi corazón reacciona a ante ti.

Porque en esta vida y en las que siguen hay un solo Ken Ichijouji.

— Daisuke, ¿estás bien? ¿tengo algo en la cara?— sus ojos tan profundos y brillosos mostrando suaves muestras de preocupación y curiosidad como tal, su mano en mi mejilla dando suaves caricias.

— Nada fuera de lo usual, pensé que ya estabas acostumbrado a tener mi atención.

Su risa, su melodiosa risa llegó a mis oídos de manera tan suave como la brisa misma. — Eres increíble, ¿incluso en momentos donde te ves tan profundo eres capaz de coquetar conmigo?

— No es mi culpa tener de novio al perfecto Ken Ichijouji.

Y solo un beso bastó para sentir en mis labios como era tocar el paraíso un instante. Las canciones de amor siempre cobran sentido contigo y la vida se ve bella aún con las tormentas y las adversidades.

Si el amor no es la fuerza más grande del mundo, Ken definitivamente lo era.

Te amo.


























N/A: Este fic fue totalmente inspirado en el soundtrack de Daisuke "Reach for you" por si quieren escucharlo, está muy recomendado.

Reach for you . 𝘥×𝘬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora