¿Podría pedirte un favor?

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Armando y Alejandra habían estado conmigo desde la secundaria y siempre han sido una pareja de novios prácticamente ejemplar, ni siquiera a los maestros les molestaba que estuvieran juntos, mucho menos a sus papás.

No solo eran una pareja ejemplar por su conducta perfecta, sino que ambos eran físicamente hermosos. Alejandra siempre fue una chica muy linda pero en los últimos meses, la adolescencia le había favorecido demasiado, su figura era envidiable, su lindo cabello castaño invitaba a ser acariciado y su rostro parecía venido de un cirujano. Por otra parte Armando, siempre fue un chico deportista, saludable y bien formado. Alto pero no en exceso, con una sonrisa que te hacía suspirar y par de ojos azules que seguramente llevaban a Alejandra a perderse en ellos.

Ale es mi mejor amiga, pero obviamente, su relación con Armando nos separó un poco, pero aún así habíamos podido convivir los tres en varias ocasiones y siempre he estado muy feliz por ellos.

Era un martes de noviembre y las clases habían terminado, por lo que comencé a caminar a toda velocidad hacia fuera de la escuela, que ya moría de hambre, pero escuché que me llamaban.

-¡Yareli!

Voltee y era Alejandra, que venía rápido para alcanzarme

-¿Qué pasa?

-Amiga... necesito decirte algo.

-Dime

-¿Podría pedirte un favor?

-Sabes que sí... ¿por qué tan tensa?

Alejandra estaba algo nerviosa, yo sabía que quizá las cosas no iban bien, pero nunca había tenido problema con ayudarla, esta vez no sería la excepción.

-Es que te quiero pedir algo medio extraño

-¿Extraño?

-Sí, algo bastante extraño, no sé si vas a querer.

-¿Por qué no quería?

-Creo que mejor te lo explico bien después.

-¿Entonces cómo te ayudo?

-¿Sabes dónde vive Armando?

-Sí, bueno si sigue viviendo en el mismo lugar.

-Sí, sigue viviendo ahí... ¿Podrías ir a las 6 pm a ayudarnos con algo?

Definitivamente había algo extraño, pero en realidad, después de tanto tiempo juntos, no pensé que algo que Alejandra pudiera pedirme sería significativamente extraño, pues al final de cuentas, ella y Armando eran la pareja ideal de cuento de hadas.

-Si puedo ir, no hay problema

-¿Necesitas algo?

-Solo lleva tu celular, que tiene una buenísima cámara.

-¿Necesitan una sesión de pareja?

-Algo así... mejor te explico ahí.

Alejandra se despidió algo nerviosa y es que realmente tenía razón para estarlo, pues lo que pasaría ese día marcaría un verdadero antes y después en mi vida, pues jamás me imaginé que pudiera suceder.

Los Favores de YareliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora