Ser agente federal, con un puesto muy importante dentro del departamento de investigadores, brinda muchas cosas a mi favor, mucha información, muchos datos que podría utilizar a grandes escalas, aunque no sean del todo legal. Pero, me limito a investigar en silencio, siguiendo con pasos lentos, cada uno de sus movimientos, de cerca y de lejos, no importa el lugar y la hora, siempre estoy ahí, como su segunda sombra.
No me extrañó que se me acercara y encarara, eso ya lo esperaba, he sido poco precavida últimamente, tal vez la ansiedad de que note mi presencia me lleva a cometer esos errores, pero tengo que aprender y memorizar cada uno de sus actos. Elena es una mujer demasiado inteligente para mi estatus social, una de las empresarias más prometedoras en los últimos tiempos, un CEO que admirar y respetar. Su entorno administrativo goza de gran plenitud y los cuantiosos ceros en sus cuentas bancarias así lo reflejan.
Madre de dos adolescentes de catorce años. Por el cariño que muestran las niñas ante ella, su rol de madre debe ser intachable, ese no lo conozco, pero el brillo que muestra en su mirada cuando las mira, refleja que su mayor orgullo, son ellas, su tesoro más codiciado.
Camino hacia la salida del restaurante con pasos lentos pero seguros, deseando que se acerque nuevamente, por su impulsividad dudo que no lo haga y sonrío cuando unos de sus guardaespaldas interrumpe mi caminar.
Se vuelve a colocar por mi espalda, pareciera que por ahí se le da mejor atacar y no lo dudo cuando siento su calor golpeando mi espalda. Me volteo y busco sus ojos, pero temo que en esta posición lo pueda lograr, está demasiado cerca, por lo que tengo que dar un paso hacia atrás e inclinar un poco el rostro hacia arriba, la altura de esta mujer es sorprendente, pero para una persona como yo, no intimidante.
—La próxima vez que te atravieses en el entorno de mi mirada, voy a tomar medidas —hace una pausa—, no te conviene inquietarme.
—Cómo has cambiado en catorce años, Elena.
Sus pupilas se dilatan. Su rostro se transforma, juraría que hasta un poco pálido se ha puesto, pero su blanca piel lo disfraza bien. Me escanea de arriba abajo y recíprocamente, algo que me empieza a incomodar. Hace una seña y unos de sus hombres se coloca al lado de las niñas como protección, obvio, cómo no hacerlo son su tesoro más preciado.
El ambiente ha cambiado de alegre a uno drástico en pocos segundos, el setenta por ciento de las personas que se encuentran en el sitio tienen los ojos puestos sobre nosotras, esperando cualquier tipo de acción. No es raro, ya que la gran empresaria se ha visto involucradas en varias amenazas hacia su familia, todo por sacarle unos cuantos miles de sus cuentas, pero a mí no me interesan sus dólares, me importa su bienestar.
—¿Quién eres?
Sonrío, obviamente no se acuerda, es imposible que lo haga, o que me reconozca, he cambiado mucho. Ya no soy esa niñita delgaducha de la cual muchos se burlaban, ahora los hombres e incluidas las mujeres voltean a mirar por donde paso.
—Verónica Silva. ¿Te suena ese apellido de algún lado, Elena?
Da un paso hacia atrás, su rostro en esta ocasión si muestra su palidez, la veo tragar en seco y serrar sus puños fuertemente. Sonrío internamente, sonrisa que se desvanece cuando me da la espalda y hace una seña. Me quedo observando sus cabellos rubios adulando su espalda, largos, acariciables, indomables. Una mano me toma bruscamente del brazo y me saca del lugar, me adentran en una camioneta negra y suspiro aliviada, la primera parte del plan ha salido como esperaba.
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Descifrando tus huellas.
RomanceHistoria corta. Una agente de policía investiga a una empresaria, la cual causó la muerte de su padre hace 14 años atrás. Se quiere cobrar venganza y hacer que esta mujer pague por todo el sufrimiento que le hizo pasar cuando solo tenia 12 años d...