Un inesperado regalo

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Era un nuevo día en Yokohama; el sol brillaba, entrando así por la ventana de un edificio donde la gente extravagante era la norma, y no la excepción.

Uno de ellos se encontraba trabajando de manera casi obsesiva; un jóven de ojos esperanza consumía caramelos; un albino estaba junto a una chica menor que el hablando sobre cosas varias; una mujer de pelo corto leía el periódico y finalmente nuestro protagonista dormía en el sofá sin preocupación alguna.

"¿Alguien sabe cuando vuelve Kenji?" Un pelirrojo claro entró por la puerta "Vengo de abajo y estoy seguro de que vamos a necesitar su fuerza para subir el par de sacos que hay en la entrada"

La doctora apartó la mirada del periódico y respondió.

"Se está encargando de un caso a media hora de aquí; debería volver en un rato, no era algo muy complejo, solo unos traficantes"

Dicho esto, la doctora se volvió a sumergir en la lectura de el periódico, sin mucho interés en lo que la rodeaba.

"¿Por qué han llegado tantos?"

Quién habló ahora fue Atsushi, que al no llevar tanto tiempo como los demás en la agencia aún no sabía todas las tendencias de su compañero.

"En San Valentín, Dazai le regala bombones a chicas con las que está o ha estado; son las respuestas a sus regalos" Habló Ranpo mientras tiraba un envoltorio de caramelo hacia atrás.

"Pero" Atsushi miró la detective con confusión "¿En San Valentín no son las chicas las que regalan algo y luego el 14 de Marzo los chicos les dan algo aún más caro en respuesta?"

"Técnicamente. Yo lo hago así para que sean ellas las que me dan algo más caro de vuelta. Además, así lo repartimos entre todos" Dazai, que hasta entonces había estado adormecido, se desperezó.

"Ya que te has despertado, ponte a trabajar. ¿Quieres?" Kunikida lo fulmino con la mirada, tenía el presentimiento que más de la mitad de la “siesta” realmente había sido solo Dazai fingiendo dormir para no tener que trabajar.

"Que aburrido que eres, Kunikida" Respondió Dazai bostezando a la par que se levantaba de el sofá.

"Entonces, ¿Lo haces para pagar menos? ¿Aunque sea una tradición?" Concluyó Atsushi viendo cómo su compañero se disponía a “escribir algún informe”.

"Básicamente. Aunque, si no sigo las tradiciones ni siquiera con el tipo de amoríos que sostengo, ¿Porque lo haría con como los manejo?"

Todos los presentes entendieron el doble sentido en sus palabras; era obvio que el castaño no era una persona conservadora, pero realmente lo que quería decir, era que sus amantes no solo se reducían a hermosas mujeres, esa era otras de las razones por las que recibía regalos.

En algún momento todos se daban cuenta de esto.

Sea porque el mismo les había dicho; lo habían oído comentar algo que implicaba interese hacia su mismo sexo e incluso, como fue el caso de Kunikida, porque de alguna manera un chico llegaba a la agencia para preguntarle (Reclamarle) al castaño, que si lo del fin de semana pasado no había significado nada para el.

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Era la hora del descanso para la comida; no pasó mucho tiempo hasta que Kenji llegó subiendo con el los regalos que se habían mencionado en el principio.

Los repartieron de manera equitativa, o al menos, esa era la teoría; todos sabían que Ranpo se había quedado el doble de dulces, o incluso más, que el resto de los presentes.

Estaban comentando trivialidades y consumiendo los dulces de buen humor cuando uno de los trabajadores llamó a la puerta.

Yosano le indicó que pasara y una chica entró con una bolsa no demasiado grande de color rojo.

¿Un Regalo Carmín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora