Capítulo 6: Huida Perfecta

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.~ Las lágrimas falsas pueden herir a los demás, así como las sonrisas falsas hieren a uno mismo .~


Katsuki entreabrió los ojos con pereza, su cabeza era un auténtico martirio por la jodida jaqueca que lo atacaba. Intentó moverse, pero su cuerpo no reaccionaba correctamente ya que le pesaban las extremidades y sentía una carga por todo el lado derecho de su cuerpo, sobre sus abdominales y su brazo más específicamente.

Con su mano izquierda frotó sus párpados y luego miró por qué no podía moverse. La verdad fue que no vio nada... nada que no fuera _______­. Los cabellos de la chica se extendían por todo el sector, cruzando su cuerpo y además la cabeza de ella estaba apoyada sobre su pecho y una de sus manos estaba justo en su cintura, abrazándolo.

Katsuki se sorprendió por la forma en que se encontraban, es decir, no todas las mañanas uno se despierta de esa forma. Se enderezó sin poder liberarse del agarre de la fémina, y desde ahí pudo ver a Kaminari, quien abrazaba a _______­ por la espalda, con su cabeza pegada a la columna de ella en medio de los mechones de cabello.

Ambos estaban profundamente dormidos; _______­ tenía una expresión suave y tranquila, y Kaminari babeaba mientras hacía gestos extraños con la cara.

- H-hamburguesas - suspiró el rubio, completamente dormido. ­

-Hm, idiota... –

Katsuki no sabía la hora que era, pero al ver la luz que se filtraba por entre las cortinas dedujo que era pasado el mediodía. Intentó salir de la cama e ir al baño, pero mientras más aumentaba la inclinación más era aprisionado por la fémina. La camiseta que le había prestado la noche anterior se le había subido por sobre el ombligo, mostrando su ropa interior y sus blanquecinas piernas.

"¿Cuándo fue que te convertiste en una exhibicionista, _______­?... diablos..." Katsuki bajó la camiseta de forma brusca y se levantó de golpe, ignorando por completo las quejas que recibía. Kaminari maldijo adormilado al igual que _______­, quien se había girado para seguir durmiendo.

Fue directo al baño apenas se estabilizó, esquivando la ropa y zapatos que había en el camino. Cuando entró se topó con las prendas de Kaminari por todas partes; los pantalones colgando de la ducha y la camiseta sobre el espejo del baño.

En cualquier otra situación, Katsuki habría arrastrado a Kaminari para que limpiara su desastre, pero para suerte del rubio él no se encontraba en su mejor momento.

La cabeza le dolía a horrores, pero no iba a quejarse como una nena por eso. Ya se le iba a quitar luego.

Tomó agua de la llave y se lavó la cara, mirando detenidamente su reflejo en espejo: su cabello seguía igual de rebelde que siempre, su cara estaba pálida y unas ojeras descansaban bajo sus ojos. Sí, bueno, no era como si le importara de todas maneras su apariencia matutina, pero había pasado bastante tiempo desde que no veía tan desastroso.

Regresó a la habitación un poco mejor de lo que había salido, topándose con una imagen realmente extraña y... ¿Tierna?

Kaminari y _______­ estaban durmiendo todavía, cada uno junto al otro. _______­ estaba entre los brazos de Kaminari con la cara ladeada hacia el cielo raso justo debajo del mentón del rubio, con sus manos en forma de puños frente a su pecho como un bebe, y Kaminari, para la sorpresa de Katsuki, tenía una cara más seria. Como el rubio estaba de lado, solo podía rodear a la fémina con el brazo derecho por los hombros, de forma cariñosa.

Dudó de cómo despertarlos, ya que de una u otra manera iban a armar un escándalo aumentando su dolor de cabeza. Katsuki no estaba para soportarles nada, pues él nunca quedó en ser niñero de ninguno de los dos.

Esta noche no podría ir peor, ¿cierto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora