Capítulo 4

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   "Jack Benson, estudiante de medicina de la Universidad y el hijo único de una familia de médicos. Deja en paz al muchacho, si no quieres que este video tuyo, donde se ve claramente que incitas a un compañero a la ingesta de drogas y abusas de tu poder, se divulgue. No querrás que mami y papi sepan que su hijo es un abusivo, ¿cierto? O que te expulsen de la Universidad por esto."

   "¡¿Quién diablos eres tú?! No me intimida un extranjero."

   "Este extranjero podría acabar con tu reputación con mandar un simple video a internet. ¿Quieres saber de lo que un extranjero es capaz de hacer? Tócalo una vez más y este video no será nada en comparación a lo que pasará contigo."

   Al parecer una simple amenaza fue suficiente para que el abusivo y sus compañeros desaparecieran del callejón, los abusivos, después de todo, solían ser los más cobardes. Los individuos pasaron al lado del extranjero chico desconocido, farfullando y con la piel de gallina debido al daño que podría hacer un video.

   Aron, al ver como aquellos desaparecían entre la multitud, dio un par de pasos hasta verse frente a un mareado Justin, casi inconsciente. El rizado no estaba en sus cinco sentidos, temblaba y estaba pálido. Aron no dudó en acomodar las ropas de Justin y guardó la mochila del rizado en su bolso el cual estaba terciado.

   Quizá no había sido la mejor forma de volver a ver al rizado, pero si Aron no hubiese ido en busca de Justin, posiblemente habría desaparecido. Aron tenía una tormenta de emociones en su pecho; estaba feliz de haber salvado a Justin, pero se sentía intranquilo al pensar que no era la primera vez que molestaban al rizado de ese modo tan perverso.

   La amenaza había sido real, Aron había grabado el video y detrás de la lente del teléfono se moría de rabia por no poder intervenir de la forma violenta que hubiese sido. Pero su hermano Chris vino a su mente, el grandioso detective, si de verdad quería que alguien dejara de molestar, tenía que dar en su punto más débil. Y el de Jack era su reputación ante sus padres.

   Aron caminaba pensativo con Justin en la espalda. No sabía dónde vivía el rizado, por lo que optó por ir a un hotel en espera a que Justin volviese a estar bien para darle una bienvenida después de 4 años sin verse.

   La señorita de la recepción aceptó apresurada la tarjeta de Aron y éste pidió de emergencia un botiquín de primeros auxilios. En la habitación, lo necesario para tratar a Justin ya estaba sobre el mesón de la pequeña cocina, por lo que el guitarrista acostó con cuidado al rizado en la cama y empezó a tratar sus heridas.

   Pronto la nostalgia volvió a su mente. Por fin había encontrado a Justin, por fin podía volver a ver su tierno rostro y su despeinada cabellera rizada. Pero ¿Justin estaría feliz de verle? Quizá al despertar, Justin no le reconocería, o incluso huiría de él sin dejar rastro como la última vez que se vieron. Sin embargo, Aron no estaba dispuesto a dejarle escapar, porque había esperado por él y lo amaba igual o más que el primer día.

   La hinchazón en el rostro de Justin había bajado y su labio tenía crema para que sanara más rápido. Pero el menor aún tenía fiebre e incluso parecía estar sufriendo una terrible pesadilla en la cual Jack era el villano principal. Aron no estaba seguro si debía despertar Justin, pero en cuanto el rizado le nombró en su sueño en busca de ayuda, supo que debía calmarlo antes de que abriera los ojos.

   Con cuidado, Aron se acostó al lado de Justin. Aclarando un poco su garganta, el guitarrista recordó la dulce canción que en un pasado le había dedicado a Justin; la cantó bajo, sonando su voz tan varonil y romántica como era de esperarse tras años de práctica. Aron recordaba esa canción y su melodía como si recién la hubiese escrito, y mientras cantaba a los oídos de Justin, éste dejó salir un par de sollozos antes de sentirse en calma.

Guitarra RizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora