Después de que Sana escapara de la prisión, no tenía donde quedarse y en la casa de su amiga Mina no era buena opción. Así que decidió ir a la casa de su amada, Tzuyu.
-Sé lo que piensas, ¡pero prometo no causarte problemas!
-Eso espero o te denunc...
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—Sé que no puedo salir así que intentaré escapar —se dijo para si misma, Sana después de que Tzuyu fuera al colegio. —. Oh, vamos Sana no es tan alto.
Estaba de un segundo piso, aunque la taiwanesa vivía sola, antes la casa era dónde vivía la abuela que está en Corea. Tomó valor y con cuidado bajó poco a poco hasta llegar abajo, respiró con normalidad y se puso la capucha de su abrigo.
Estaba viendo a su alrededor y era hermoso, hace mucho no veía los paisajes desde hace seis meses de estar en la cárcel. Seguía admirando el lugar pero chocó con alguien, se disculpó y se quiso ir pero no lo logró.
—¿Sana? ¿Eres tú? —por un momento se tensó pero al reconocer la voz se tranquilizó.
—¿Jennie? ¿Cómo estás? —respondió con amabilidad.
—Bien, ¿desde cuándo saliste? ¿Acaso tuvieron pena por ti y por eso te liberaron? —se burló un poco. —Oye.. ¿fue así no?
—¡Si! Es que estoy viendo el alrededor después de tanto tiempo.
—Me paso igual —vio a lo lejos una chica llamándola con la mano. —. Lo siento voy con mis amigas al cine, espero vernos pronto. —se despidió y Sana dio un suspiro.
Había mentido tantas veces que se sentía mal por hacerlo, miró la hora del reloj que le agarró a Tzuyu y tenía que estar ahora en la casa o sino estaría en problemas. Corrió y llegó al patio, cogió un gancho y abrió la puerta de atrás para cerrarla lentamente y volver a su habitación como si nada.
—De lo que me salve. —murmuró pero en eso la puerta principal se abre, aún tenía el abrigo y reloj de la recién llegada. Estaba muerta, eso es seguro. Se quitó todo y lo escondió.
—Sana.. llegué, ¿por qué sudas? ¿Corriste por el patio? —se rió por lo que dijo en lo último. —Como sea tengo que hablar contigo de algo. —la Japonesa tragó duro.
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Tzuyu se tenía que ir a Estados Unidos por un tiempo indefinido y le dejaría todo a Jihyo para que cuidara su casa pero el problema era Sana, ella no tenía adonde ir. Tzuyu era la única opción que tenía de donde estar.
—Tzuyu es mentira, ¿verdad? —quería fingir que todo lo que le había dicho era mentira. —Tzuyu, ¡dime que no es cierto!
—¡No lo es! Me iré para Estados Unidos y no sé cuando volveré. —alzó la voz y se paró para quedar frente a frente con Sana.
—¿Por qué? ¿Por qué te irás? —apenas dijo la Japonesa.
—No te lo puedo decir.. me iré hoy en la tarde así que —no termino de hablar para darle un beso a Sana que aceptó dudosa. —. Por lo menos ten un recuerdo mío.
La más alta salió de su cuarto y Sana aún no salía del shock, se puso triste porque no volvería a tener a Tzuyu, se acordó de Mina. Tal vez la oculte por un tiempo o lo que aguante mientras Jihyo estaba con la casa de Tzuyu.
—Tzuyu.. cuando no estés yo estaré con Mina. —la nombrada se puso la camisa bruscamente y la miró a los ojos.
—¿Segura? Ella no sabe nada y no la e visto desde hace unas semanas. —dijo con preocupación.
—Si, la conozco muy bien y me dejará estar ahí, ella vive sola tranquila. —le respondió y Tzuyu se tranquilizó.
