VI

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Parte 6.

Cuando la efímera belleza del momento paso, llegaron las dudas y las incógnitas que habían quedado momentáneamente olvidadas la noche anterior.

Mientras Harry dormía apaciblemente con el cabello desparramado sobre la almohada, el nudo en la garganta de Draco se acrecentaba más y más a cada segundo que pasaba sumido en el aprensivo silencio. Aunque durante la noche se había dejado llevar por el momento y la marea de sentimientos que amenazaban con derribarlo, ahora se percataba de que no todo había salido exactamente bien.

Bien, se había acostado con Harry y era una experiencia que definitivamente repetiría. Aun lo sentía, grabado en su piel y si estiraba su mano, podía tocarlo, volver a sentir su piel caliente contra la de él.

Pero

Draco le había dicho que se había enamorado de él. Le había dicho que lo quería. Y Harry no había respondido nada. Y quizás realmente estaba dormido, pero también existía la posibilidad de que hubiera simulado dormir para no responder a su pregunta.

No era como si fuera a echarle toda la culpa a él, claramente, ya que el había deseado eso tanto como Harry, pero ahora mismo, lo aterraba la posibilidad de que solo quisiera eso. Las promesas que le había hecho la noche anterior se oían ahora vacías y carentes de significado. Le había dicho que lo deseaba. Le había dicho que no lo dejaría de nuevo, pero nunca había mencionado algo sobre dejar a su novia.

El peso de la realidad se asentó en su estómago como una gigantesca piedra, dejándolo sin respiración momentáneamente. Se sentó sobre la cama, sintiendo la primera lagrima escocer sobre sus ojos. ¿No estaba exagerando? se preguntó.

Mientras intentaba calmarse, diciéndose a sí mismo que exageraba, se levantó sigilosamente y busco sus ropas, que encontró arrugadas en el suelo, mezcladas con las prendas de Harry.

¿Qué se suponía que hiciera? se preguntó mientras abrochaba su pantalón y pasaba la camiseta por su cabeza con cuidado, haciendo una mueca al caminar. Aquello dolía más de lo que había sospechado. Durante el acto, el dolor había sido soportable y hasta placentero, pero ahora le pasaba factura. Adolorido, se sentó en la cama, mirando a Harry dormir.

Como si sintiera su mirada, este se estiro, gruñendo suavemente antes de abrir los ojos con lentitud, acostumbrándolos a la claridad. De pronto, Harry se enderezo bruscamente, manoteando a su alrededor y Draco dedujo que no veía mucho sin sus anteojos. Amablemente, se los alcanzo.

Una vez con ellos puestos, Harry lo enfoco, parpadeando rápidamente, con una expresión de leve confusión que enseguida se atenuó, como si recordara lo sucedido.

— ¿Te encuentras bien? —Pregunto Draco suavemente, titubeando.

—Yo debería preguntarte eso—Harry sonrió perezosamente cuando se ruborizo—, ¿Qué haces vestido? ¿Dónde está mi ropa?

Draco señalo el suelo, donde estaban desperdigadas las prendas y Harry se incorporó, provocando que la sabana se deslizara, dejando su torso desnudo al aire. A pesar de todo lo sucedido, Draco volvió a sonrojarse, reprochándose inmediatamente esa reacción involuntaria. ¿De verdad se avergonzaría como una chica por ver a Potter semidesnudo?

Sin embargo, nadie podía culparlo se dijo, dado que Potter despeinado y recién levantado, luciendo sus fuertes brazos, era una visión digna de enmarcar. Cuando sintió su mirada esmeralda sobre él, desvió la mirada, provocando que Harry sonriera, divertido.

— ¿Acabas de sonrojarte? —Por el tono de su voz, era evidente que estaba conteniendo la risa.

—Cierra la boca, Potter—Gruño, pero se ruborizo aún más, para su desgracia.
Con su molesta sonrisa, Harry pareció despabilarse ligeramente y lo observo más detenidamente.

AemulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora