(10) "¿Como piensas proteger a mi hijo si te dejas manipular por esa gentuza?"

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Camino lo más rápido posible intentando alejarme de Malik mientras admiro la iglesia. Pero lo peor de todo es que no puedo ni dar un paso cuando ya tengo a los guardias pisándome los talones.

Un mareo me hace detener de bruscas, llevo la mano a mi frente y masajeo mis sienes. Cierro los ojos respirando hondo. 1...2...3...4...5 continúo contando.

— Malik — murmuro. Porque sé que aunque me caiga mal el siempre estará para evitar que caiga.

Malik Schneider

Envuelvo a la pequeña Astrid entre mis brazos. Los guardias se alarman y comienzan a buscar indicios de algún peligro. — Señor lamento esto — Yak se posiciona a mi lado. Intenta tomar a Astrid en brazos.

— ¿Qué coño crees que haces? Es mi mujer por edén me toca cuidarla solo a mí. — comienzo a caminar.

— Yak — le llamo. Se acerca cautelosamente.

— Recuerda las reglas de la Mafia Alemana.


Traga saliva — Eso hago, Señor.

***

El doctor me aparta hasta un lado de la consulta — Está mal, podría llegar a agravarse la situación. Ahora ha tenido un episodio pero estos podrían aumentar con el tiempo— observo a Astrid con las manos colocadas sobre su vientre y susurrándole cosas.


— No sé si fue informada, pero el estar embarazada con trastorno bipolar le puede traer muchas dificultades. ¿Tienen un médico de cabecera? — entrecierro los ojos.

— nada de información privada a individuos desconocidos — puntualizo.

La mano del doctor se posiciona sobre mi brazo — Solo es una pregunta — retuerzo su brazo sobre su espalda y aprieto su cabeza contra la pared. — no me toques si no te lo pido.

— Malik — suena como un ángel.

Suelto el brazo del doctor y me acerco a Astrid — Princesa — susurro. Una lágrima se desliza por su mejillas — Mi bebé — señala con los ojos su abultado vientre.

— ¿Qué le pasa? — frunzo el ceño. — No siento a mi bebé — el doctor se acerca a nosotros — Es norm...

— Cállate, deja que ella hable — le corto en seco.

Toma mi mano y la coloca sobre su vientre — No siento a mi bebé, Malik — endurezco los labios.

¿Como le dices a una mujer en su estado que está alucinando? ¿Cómo le digo a Astrid que está paranoica sin que me parta la cara?.

— Princesa escúchame — cierro los ojos antes de continuar hablando — Estás loca. El bebé sigue ahí dentro, para de darle vueltas — salió mejor de lo que pensé.

Vuelve a llorar como una niña pequeña. Le señalo la pantalla donde nuestro bebé está sano y salvo, limpia sus ojos y me observa curveando una sonrisa sobre sus labios.

— ¡Está vivo! — exclama. — Ya te lo he dicho — me encojo de hombros, hace una mueca y me golpea el rostro. — ¡Vete! ¡No te quiero ver!

Un hijo entre enfermos mentales +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora