— ¿Por qué no puedes ocupar tu propia habitación? Hay tantas en la mansión y decides dormir en mi cama, con mis sabanas y mi aire acondicionado.
Observo a Malik tan despreocupado, con el cabello revuelto, en bóxer y con las manos en la cabeza — Tengo que cuidar de ti, Astrid. No quiero que seas un peligro para el bebé y también quiero estar aquí para cuando tengas ganas de follar. He visto que las mujeres embarazadas comienzan a tenerlas después del cuarto mes. Y yo creo que mi polla es muchísimo mejor que cualquier simple consolador.
Ni siquiera me inmuto con lo que acaba de decir, es Malik Schneider, de él se puede esperar todo.
— No vuelvo a follar contigo ni que me paguen billones de dólares.
— ¿Nunca has escuchado el refrán de " Dios los hace y el diablo los junta"?. Fuiste destinada para mí, Astrid. Y mientras más intentes engañar a tu cuerpo y mente, más vas a querer que yo te posee y te tenga cerca. Porque el diablo nos ha juntado.
Trago saliva.
— Jódete, Malik Schneider.
***
Me levanto rápidamente de la cama con dirección al baño, abro la tapa del inodoro y expulso lo poco que había comido en el día. Siento una mano recoger mi cabello a medida que expulso todo, es una sensación un tanto abrumadora y por suerte queda poquito para terminar esta etapa.
— Cuando hablaba de cuidarte no me refería a esto — murmura Malik ayudándome a levantar.
Ruedo los ojos, me suelta y tomo la oportunidad para enjuagarme la boca. — Te dije que podías irte. Llevo haciendo esto mucho antes de acabar aquí contigo.
Me toma desprevenida por el cuello apegando mi cuerpo a la pared — Horas y horas de escucharte hablar mierda ¿No te cansas?, es decir, debe ser agotador palabrear tanto sin obtener una respuesta efectiva. — le miro a los ojos sin dejarme intimidar, no puedo demostrarle que el agarre en mi cuello duele y que tengo ganas de llorar.
— ¡Suéltame! — advierto. — Suéltame o... — golpea con sutileza mis mejillas — ¿O qué? ¿Te vas a poner berrinchuda frente a nuestro bebé? — me suelta.
Respiro hondo pero antes de hacer cualquier movimiento, Malik está detrás de mi sujetando mi barriga con una de sus manos, la otra se posiciona en mi mandíbula obligándome a mirarnos en el espejo.
— A mi bebé no le gustará que pelees con su papá por estupideces sin solución. — Una lágrima se desliza por mis mejillas.
Malditas hormonas.
Sus ojos intensos a través del cristal no paran de examinar mi rostro — ¡Suéltame! — es lo único que soy capaz de articular. — Detrás de esa fachada, todos sabemos que me deseas en este momento. Quieres que yo te toque y termine corriéndome dentro de tu interior.
Baja la mano hacia mi intimidad, reprimo un jadeo de sorpresa — Lo quieres, Astrid. — retira la tela de mis bragas a un lado para masajear mi clítoris.
Maldito Schneider
— Siempre estás lista para mi — suelta una carcajada — Tan buena mentirosa que casi me creo el que no me querías en la habitación. — le miro mal soltando un gemido involuntario.
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Un hijo entre enfermos mentales +18
Historia CortaSi pensaste que el hombre cambiaba por la mujer entonces no has leído esta historia. Malik Schneider no cambia por nadie solo se adapta a la chica y más cuando empieza a llevar a su heredero en el vientre. El controla todo, menos a la chica. ¡TRAI...