Capitulo 5. Darya.

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Pensaba que sería diferente este año, pero me equivoque. Lo habían vuelto a hacer, mi padre y mi hermano se habían vuelto a marchar, el día más importante de mi madre, no se lo perdonaría nunca, porque ya estaba cansada, que siempre mi madre fuese la última persona en la que piensan.
Esta mañana fui a hablar con mi padre y mi hermano para decirles que necesitaba que me ayudaran a decorar el jardín para el cumpleaños de mi madre. Me lleve una sorpresa cuando Nikolai interrumpió nuestra conversación para decirle a mi padre que tenían que marcharse, había un problema y tenían que arreglarlo.
Nikolai ̈el polaco¨ (como le llaman) es la sombra y mano derecha de mi padre, a mí siempre me dio miedo, por su aspecto físico y su carácter fuerte. Es un hombre muy alto y musculoso, tiene el cabello rubio como el trigo, un ojo azul y el otro marrón, en la parte derecha de la cara tiene una cicatriz que le coge parte de su ojo azul, su brazo izquierdo está repleto de tatuajes, recorren desde su clavícula hasta la mano. Aunque fuese un chico de unos treinta y dos años, atractivo y corpulento, a mí me daba miedo, él lo sabía y parecía que le gustaba. Siempre había existido ese filin, que sabíamos que era imposible de complacer.
Mi padre y mi hermano, pensaban que yo no sabía a qué se dedicaban, pero ya no era una niña y sabía que andaban con negocios turbios, pero me hacía la loca, porque que les iba a decir yo, si ni siquiera mi madre decía nada, quién era yo entonces para opinar. Sabía que algo raro estaban tramando esos tres, pero no quería entrometerme así que decidí salir de aquella oficina, antes de irme mi padre me dijo:

-Darya, ¿para que habías venido aquí? –dijo mi padre.
-Para nada papá, ya veo que tenéis cosas más importantes que hacer. -dije yo enfadada.
-Dime, ¿Qué pasa?
- ¿¡Que, que Pasa!?, yo venía para que me ayudarais a decorar el jardín para el cumpleaños de mamá, porque yo sola no puedo y mi sorpresa es que en vez de ayudarme os vais, no volvéis a estar en el cumpleaños de mamá, ¿Por qué hacéis esto? Es su día y vosotros se lo pagáis así, para iros sabrá dios dónde o para hacer cualquiera de vuestros trapicheos sucios y asquerosos que hacéis. No es justo, esta vez os habéis pasado. –dije yo furiosa.
- ¡QUIEN COJONES TE CREES NIÑATA! ¡PARA HABLARLE ASI A PAPA! ¡FUERA DE AQUÍ! –dijo mi hermano gritándome y furioso.
- ¡NO VUELVAS A HABLARME ASÍ DARYA! ¡SOY TU PADRE Y DEBES RESPETARME! ¿de qué trapicheos hablas?, de los negocios que te han dado una vida de lujos, caprichos, mejores escuelas, mejores coches y lo que te ha dado la gana por esa boca, ¿a esos te refieres? – dijo mi padre enfadado.
- ¡Sí!, ¡he tenido todo lo que tú dices!, ¡pero lo más importante nunca lo he tenido!, ¡el cariño de un padre y la atención de un hermano mayor! ¡Y de qué sirve que mamá y yo estemos como unas reinas como tú nos dices! ¡Si estamos más solas que nunca, padre! –dije yo llorando desconsoladamente.

En ese momento sentí rabia, impotencia, quería decirles de todo, mi madre no se merecía ese trato y menos viniendo de esos dos cavernícolas.

-Alguien tenía que trabajar en esta casa para manteneros a las dos y a vuestros lujos. –dijo mi padre.
- ¡JA!, ¿trabajar? ¿Quién tú?, no me hagas reír, ¿a tus negocios de traficar con armas y drogas, les llamas trabajar? Papá por favor, ya no soy una niña a la que tengas que mentir, piensas que no lo sé todo, ¡por supuesto que lo sé! Y Nikolai es vuestro compinche. Voy a hablar con mamá para que te pida el DIVORCIO.

Mi padre se levantó de su sillón de rey mafioso, vino hacia mí y me dio una bofetada. Esa bofetada fue de advertencia, una advertencia que me iba a costar cara. Me agarró del cuello, y sentí como me faltaba el aire, como poco a poco mis ojos se estaban cerrando lentamente. Mi propio padre me estaba asfixiando y nadie hacía nada para detenerlo, miraba hacia un lado y otro en busca de mi hermano Alex, pero sin éxito ninguno, él no estaba allí para salvarme. Oí un grito a mi lado. Era Nikolai, quería salvarme la vida.

- ¡Dimitri!, ¡para!, le estás haciendo daño. ¡Vas a matar a tu hija!-dijo Nikolai preocupado.
- ¡Está malcriada, va a aprender a respetarme o entonces la voy a matar! –dijo mi padre con ira en los ojos.

Hasta que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora