Capítulo 4

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El Entrenamiento

-Buenos días Amaia-me saluda Margarette con una sonrisa en la comisura de sus labios.

-Buenos días-digo antes de salir de la casa.

Al llegar a la entrada, conecto mis audífonos al celular y comienzo a correr. Ya se me ha hecho costumbre salir por las mañanas a ejercitarme, a pesar de que ya no estoy en el equipo de atletismo, necesito hacer algo de ejercicio para mantenerme en forma. Mientras suenan las primeras notas de Rolling in the Deep de Adele voy corriendo despacio, mientras miro los automóviles que pasan por mi lado, y cuando llega el clímax, corro lo más rápido que puedo mientras canto.

We could have had it all

Rolling in the deep

You had my heart inside of your hands

And you played it to the beat

Es increíble como la música te puede llevar a una realidad paralela, y hacerte olvidar por completo de todo, aunque sea por un instante. Es impresionante que algo tan sencillo como unas cuantas notas acompañadas de una letra, logren tocar tu alma y hacerte experimentar nuevas emociones que no sabias que existían. Esa es una de las razones por las cuales amo el arte, ya sea expresado en sonidos, palabras o imágenes.

Al volver a casa me encuentro en el jardín con mi padre el cual lleva un traje negro y un maletín en su mano derecha.

-Buenos días-digo sonriendo.

-Buenos días hija, ¿cómo estuvo tu entrenamiento matutino? -dice con una sonrisa en su rostro.

-Bueno, como siempre-digo tranquila - ¿Ya te vas?

-Sí, tengo un par de reuniones hoy con algunos socios que quieren que represente a sus clientes-dice antes de subirse al coche.

-Ojalá salga todo bien, que tengas un buen día papá-digo mientras me despido con la mano. Él solo me sonríe y veo como su automóvil desaparece de mi campo de visión.

***

Tres horas más tarde...

Me encuentro en la terraza leyendo un libro mientras bebo un jugo natural de piña. Me gusta mucho leer, pero sólo los libros de mi gusto, no los que me dan en la preparatoria, a propósito de preparatoria, me queda sólo una semana para entrar y conocer a mis nuevos compañeros. A pesar de que debería estar nerviosa o ansiosa, la verdad es que no me preocupa mucho el hecho de que no conozco a nadie, ya que como es mi último año, lo más probable es que no vuelva a ver más a mis compañeros. Además, no soy muy buena hablando con las personas, todo lo contrario, soy más de hablar conmigo misma. Sin embargo, me prometí  que haría todo lo posible por ser amable y hacer nuevos amigos.

-Amaia, ¿te puedo molestar un momento? -dice una voz suave detrás de mi.

Me volteo despacio y veo al pequeño de la familia de pie vestido con el uniforme de su equipo y una pelota de basquetbol en sus manos.

-Sí ¿qué necesitas Simón? -digo amablemente con una sonrisa.

-Es que tengo que ir a mi entrenamiento de basquetbol, y nuestros padres no están en casa-dice algo angustiado.

- ¿Y Marcus?-pregunto interesada.

-Tampoco está en casa, dijo que iría a la casa de unos amigos-dice algo triste.

-Ok. No te preocupes, yo te acompañaré, voy por mi bici y te veo en la entrada-digo poniéndome de pie.

-No es necesario que vayamos en bicicleta, el chofer nos puede llevar-dice Simon alegre.

Entre brisas y olasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora