Jeremy Daniells el chico más idiota y fanfarrón que pueda existir en este mundo.
Jeremy y yo por alguna desgracia del destino fuimos novios y hace dos meses que lo encontré en la cama con una zorra del colegio Santa Ana, en ese momento es que entendí que los hombres perfectos no existen. Yo seré la persona mas feliz y alegre del mundo pero si se trata de hombres no me preguntéis nada, tengo estupendos amigos peto no me meto en sus relaciones, estoy harta de enamorarme y salir con el corazón destrozado y recogiendo los trocitos de este del suelo como si de una explosión se tratase. Si los hombres tuenen sexo sin compromiso ¿por que yo no? ¿Que me detiene? mi moral. Ya quisiera yo poder jugar con los hombres como lo hacen conmigo pero soy demasiado moralista para eso y no pienso perder mi virginidad con cualquiera.
Suspire fuertemente y le hable con un tono cortante.
- Que quieres con migo Daniells - lo llame por su apellido sin aminos siquiera de mencionar su nombré.
- He tranquila nena, no te alteres solo quiero hablar contigo... quiero disculparme se que no debí acostarme con Devora pero ya estaba ebrio y me tenias en abstinencia, créeme que quise esperarte pero... - < no pienses en eso Miranda, no lo hagas. >
- Pero no eres lo suficiente hombre - le corte ya avía hablado bastante, una parte de mi, esa que todavía cree mínimamente que existe bondad en los hombres quería escucharlo y así perdonarlo pero la parte que ya no cree en ellos le gritaba para que reaccionara, con el poco valor que no se de donde saque continúe hablando - así que regresa por donde viniste y lárgate a decirle eso a quien te quiera creer - avía llegado el final.
Me gire de nuevo y avance a paso firme y seguro asta el Porsche de mi hermano, Una vez dentro me asegure de que todo estuviera bien cerrado y encendí la radio en mi estación favorita, cerré los ojos y trate de concentrarme en el sonido de las notas y en la letra.
Tom llego y subió a auto mostrando una cara de pocos amigos.
- Mindy - me llamo en un susurro casi imperceptible - dime que no lo viste - genial sencillamente genial Tom se encontró con Jeremy.
- Yo... Tom ... no tiene importancia el ya no significa nada - mentí y me creyó.
El camino de vuelta a casa fue en silencio, un cómodo y tranquilizador silencio. Tom siempre ha tenido la capacidad de hacer que las personas que lo rodean se sientan en paz y en armonía, el ruido ausente del motor me aviso que aviamos llegado a casa, de lo contrario no me hubiera percatado siquiera. Mi casa no es una casa sino una mansión, mis padres han trabajado arduamente para mantener el estilo de vida que hemos llevado hasta ahora. Baje del auto y entre corriendo por la puerta principal sin detenerme a saludar asta que atravesé el umbral de mi habitación y me tire boca abajo en mi cama a llorara tranquilamente sin temor a que alguien más me viera en esta situación, "el derramar una sola lagrima frente alguien es una muestra de debilidad recuérdalo mi niña, quien conoce tus debilidades tiene un arma para destruirte" esas fueran las palabras de un idiota que me enseño a protegerme de el y de todos los demás, Jeremy Daniells en algún momento fue el mejor novio, amigo, hijo y hermano que pude haber conocido, es increíble como una persona puede cambiar en tan solo un mes de malas compañías en otro país.
La puerta se abrió de un tiron sobresaltándome y dejando ver a mis dos mejores amigas paradas el umbral de la puerta mirándome acusadoramente y con el ceño fruncido.
- ¿Que haces aquí tumbada llorando por culpa de semejante patan? - me cuestiono Delancy ahora mirándome con ternura. Me levante de la cama y camine hacia ellas con los brazos abiertos pidiendo un abrazo silenciosamente a las dos únicas personas que me han visto derramar más de una lágrima. Andy se limito a consolarme con su abrazo junto a Delancy. Levante la cabeza del hombro de mi amiga solo para ver como Tom enraba por la puerta lentamente como si temiera molestar o que me derrumbara frente a sus ojos, deshice el abrazo y me dirigí hacia mi hermano mayor pidiendo el mismo abrazo consolador que anteriormente avía pedido a mis amigas.