La pesada puerta de madera se abrió y yo instintivamente lleve mis manos al corsé.
- ¿Por qué tardas tanto? - me pregunto exasperado.
- Yo... es que... ¿Me ayudas? - humillante, no acostumbro pedir ayuda esa no soy yo. Sus ojos recorrieron el lugar tratando de buscar la razón por la cual le pedía ayuda... Carraspeé - El... he... el vestido, yo no puedo ajustarlo bien. Sonrió y el sonido gutural de una carcajada salió de su garganta - ¡Jodete idiota!
- No lo mal interpretes cariño solo... es que las diablesas tienen doncellas y magia, en todo caso ellas si pueden hacerlo... Y resulta gracioso que tú no puedas.
- Jodete - dije.
- Eres un amor - Dijo sarcásticamente.
- Ya lo sé corazón - le devolví la jugada
- ¿Sabes que te puedo dejar aquí y no ayudarte en lo más mínimo verdad? - Me sonrió de lado mostrándome sus blancos dientes. Maldito seas estúpido, pedante, arrogante ¿Tenías que ser tan sexy?
. ¿Crees que soy sexy? Claro que si lo acabas de pensar - ¡Estúpida! ¿¡Cómo no recordé esto!?
- No es lo que tú crees estúpido... podrás ser guapo pero el encanto no lo tienes - contrataque.
- Uuu soy hermoso, encantador lo mejor de lo mejor, nena... soy el hijo del demonio más grande del mundo - Maldita sea. Principito de mierda - Que linda, gracias.
- ¿Me vas a ayudar o no? - inquirí molesta.
- Solo si me das un besito
- Jodete - espete cabreada, cabreadísima. Salí se la habitación y camine casi corrí - sosteniendo mi corsee con una mano - por todo el "castillo" buscando a alguien que atara estas malditas cintas del demonio. Una pared golpeó mi frente. Auch... Eso dolió. "Maldita voz vaya que tienes ganas de joder he".
Estoy loca. Estoy hablando conmigo misma.
- Se llama conciencia linda, tranquila... – estúpido - ¡Gracias! Yo también te quiero - dijo sardónicamente.
- Oh se que me quieres es impocible no hacerlo. Ahora ¿atarias esto por mi? - lo mire con mis mejores ojos de cachorrito.
Bufo molesto pero igual lo hizo. Seguimos caminando hasta bajar al hall del castillo.
Frente a mí una enorme puerta de madera protegida por dos guardias, iban semi desnudos, armados con lanzas y espadas, con una expresión de "mírame y te mato" impresa en el rostro. Atravesamos las puertas y los guardias en tapa rabo - aún más corto que el mío - hicieron una reverencia a Iram. A mi derecha un arco de piedra cubierto por lo que parecía ser oro dejaba ver lo que creo es una sala de trono.
- Hay pedante, ¿A dónde me llevas? - creo que me dijeron que me comportara pero la verdad es que la sola prececia de el idiota sexy de ojos lindos me estresa y hace que me den ganas de provocarle.
- Que educada... - ¿Que este chico no conoce otro tono que no sea sarcástico?
- Respóndeme animal -Su rostro se crispo y su mandíbula se tensó. Oh.
- Sabes deberías respetarme más - y el tono sereno ha regresado, ¿cuál será su límite?
- Vete a la mierda - dije con todo el odio que el idiota ha ido acumulando dentro de mí.
- Tu vete a la mierda - lo dijo en un tono burlón y arrogante. Me miro y sonrió con suficiencia.
- Una foto te durará más cariño - dije con sarcasmo.