Capitolo dieci: distorsione

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Después de abrir la caja de los recuerdos las ganas de llenar esas lagunas mentales aumentaron, por la mañana decidió acercarse a Dante, sabía que él podría ayudarle con los recuerdos perdidos de la cena de compromiso.

-Buongiorno- susurró temerosa.

-Buongiorno, Meg- sonrió levemente- ¿Cómo va la pierna?

-Bien ya no es mi molestia principal, ¿puedo acompañarte?

Dante extendió la mano para acercarla a la mesa y coloco un café humeante delante de ella.

-Grazie!

-Me alegra que hayas decidido acompañarme, no me gusta desayunar solo.

Megara detuvo la taza justo antes de tocar sus labios ante la inquietante duda de como un hombre soltero podía odiar algo que haría con regularidad.

-Usualmente no estoy solo, Meg- respondió al notar su gesto curioso- no has cambiado nada, eres tan fácil de leer.

-Si no es muy difícil de responder, ¿Quiénes te acompañan?

-Mujeres, a veces los negocios los muevo a la mañana, no me gusta el silencio.

-Entiendo. Hay algo que quisiera preguntarte, es sobre la noche de nuestro compromiso.

-Oh, tema fuerte para comenzar el día eh- rio mientras bebía su café con ceja arqueada.

-Hay cosas que no recuerdo y necesito saber.

-Bueno pues al menos en eso si te puedo ayudar, ¿Qué quieres saber?

-Ayer me encontraba escribiendo mis memorias y hay partes que no estaban ahí, como si se hubiesen borrado de mi memoria y me desespera.

-Te puedo contar lo que yo viví, pero come mientras lo hago, que estas perdiendo mucho peso y me preocupa. - Ella se limitó a asentir.

-Esa mañana tu madre apareció por mi casa sin previo aviso dejando a mi madre algo molesta, al parecer había mandado a un recadero a terminar nuestro compromiso después de verte pasear por la plaza. Se veía que las cosas no iban bien para tu familia, ya que tu madre jamás se habría presentado de manera abrupta. Sin perder la dignidad de alguna manera convenció a mi madre de ir a cenar y conocerte. Cuando salió por la puerta mamá me dijo que no me preocupara que no habría tal boda, pero una parte de mi saltaba de emoción ya que también te había visto en varias ocasiones. Al llegar la impresión fue grande - dijo mientras movía la cabeza de un lado al otro- vimos una casa muy linda, pero a una madre histérica, podía verse a kilómetros que estaba mal. Y entonces te vi, estabas sentada en la sala con un vestido rosa pálido como tu piel y unos horribles tacones azules, parecías tu madre. Noté de inmediato que algo había sucedido ya que tenías una mano vendada. ¿comienzas a unir piezas?

-No, la verdad solo recuerdo que me sentía muy mal, inquieta.

-Y sudorosa, era muy obvio lo que te sucedía. Mi madre quiso hacerte preguntas y logré ayudarte a contestar como si de pronto nos conociéramos de toda la vida. De alguna manera me pareciste todo lo que me habían prometido, además de ser muy hermosa. Fuimos a la sala a charlar y compartiste conmigo cosas que resultaron interesantes, preguntas que jamás me había hecho brotaron en mí y de pronto quería conocerte más.

-Lo estoy intentando, pero no logro capturarnos entre mis recuerdos.

-Aunque es doloroso de admitir, no me sorprende. Cuando te conocí eras un desastre y esa noche sé que fue dura. Recuerdas que me contaste lo que pasó después, ¿no?

-La verdad es que no-dijo mientras se encogía de hombros- me preocupa tener estas lagunas.

El sol dejo el cielo casi rebotando y la noche llego con ferocidad, hacía mucho frío y Dante había salido toda la tarde. Meg decidió quedarse en la habitación a escribir un poco más sobre su juventud.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2022 ⏰

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