Un gran piano de cola

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Largos minutos pasaron. La casa estaba en un total y completo silencio. ¿Qué más puedo hacer? ¿Manipular a este chico para obtener lo que quiero? ¿Atacarlo como forma de venganza?

— Víctor, lo juro... Yo‐
— Basta— le interrumpí. Otro silencio se produjo.

Esto será más complicado de lo que alguna vez imaginé.

Recorrí la casa con más detenimiento, después de todo... ya que no me iré de aquí en un buen tiempo, tengo que familiarizarme con el entorno.

La sala de estar es bastante amplia, está bien cuidada pero también le faltan algunas decoraciones para que sea acogedora. Justo en un rincón, frente a una ventana yace un gran piano de cola antiguo. Lo miré, curioso.

— Este piano no está muy limpio. ¿No sabes como tocarlo?— dije mientras me sentaba en la banqueta frente al instrumento.
— No, no sé. Es bastante complicado tocar el piano.

Rocé la superficie de las teclas con mis dedos. Una extraña sensación me recorrió la espalda. ¿Por qué soy capaz de tocar las teclas?

— Ese... era el piano de mi abuela— añadió Adrián.
— Ya veo. ¿Era muy cercana a ti?— Do. Re. Mi. La afinación parecía estar bien.
— Sí, pero se alejó cuando mis padres se casaron. Poco después ella falleció y... en la carta que me dejó, decía que el piano era para mi.
— No lo has cuidado como corresponde, tienes suerte de que aún siga afinado.
— ¿Eso es malo?
— Sh...— volví a interrumpirle— Silencio.

Fijé mi vista en las teclas, pensando en qué melodía debería de tocar. Muchos nombres pasaron por mi cabeza, sin embargo, terminé decidiéndome por Moonlight Sonata 3rd Movement. Era una de las primeras melodías que aprendí cuando ya tenía el talento suficiente para hacerlo.

Probablemente en otro momento o en otra situación habría elegido algo... más moderno, pero ahora es diferente. Nadie más que ciertas personas pueden verme y ya no puedo volver a mi antigua vida.

Mis dedos empezaron a moverse instintivamente por las teclas, tocando la bella melodía de Beethoven.

Al dejarme llevar por la música, pude sentir como el tiempo a mi alrededor se detenía. Eramos sólo el piano y yo.

Una suave brisa acarició mi rostro, despertándome de mi adorada siesta. La primavera es verdaderamente preciosa, sobre todo en el parque de la gran ciudad. Muchas flores florecen y muestran sus pétalos con alegría a la gente que pasa por ahí, sin embargo, todo el parque estaba desierto. No habían rastros de otras personas.

— No hay nadie...

Me levanté de mi cama improvisada y fui a dar una vuelta. Era imposible que este parque estuviera vacío. No podía ser así.

— ¡Víctor!

Volteé a ver.

— Víctor, por aquí— una sombra salió detrás de un enorme árbol y alzó su mano como saludo.
— ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Te conozco?
— Todo a su debido tiempo, no tengas prisa. ¿Ya viste las petunias de allí? Están felices de verte hoy también.
— Ya basta de tonterías— alzé la voz, algo molesto— Sólo contesta lo que te pregunté.
— No seas tan demandante... sólo quería darte un mensaje. Es por eso que vine hoy.

La figura desconocida se acercó a mi y caminamos bajo la sombra de los árboles más antiguos del parque. Mi mente tenía muchas preguntas que hacer, pero yo sólo podía expresar molestia ante la actitud tan despreocupada de esa sombra.

— Tu vida dará un vuelco de 360 grados... De manera negativa o positiva, deberás decidirlo tú.
— ¿Cómo? «¿A qué se refiere?»
— Hay muy pocas cosas que puedo decirte ahora, pero tienes que estar atento a las señales del destino.
— Cada vez que abres la boca te entiendo menos.

La figura se detuvo en seco.

— Tengo poco tiempo— se agachó a cortar una pequeña rosa y me la entregó con cuidado.— Escucha con atención. La vida es como una flor: Es muy bella cuando joven, muchos la adoran, pero al momento de marchitarse... la desechan porque ya no tiene nada más que ofrecer. No seas así.

De pronto, el cielo se cubrió con nubes grises; todo indicaba que llovería en cualquier momento.

— Sé como manejar mi vida, pero gracias de igual manera.
— Deja esa actitud atrás. Deja de ser ingenuo y antipático. Vive tu vida, Víctor.

Antes de que pudiera darme cuenta, ya había acabado de tocar la melodía del inicio. Adrián me miraba extrañado.

Ese sueño... creí haberlo dejado atrás hace tiempo, ¿por qué tuve que recordarlo ahora?
Era realmente extraño.

— Víctor, ¿estás bien?
— Me asesinaste, Adrián. ¿Cómo quieres que esté? ¿Bien?— resoplé, molesto.
— Lo siento... No tenía otra opción— sus ojos se fijaron en mi un momento; Una mirada de culpa y arrepentimiento, similar a la que hacen los cachorros luego de hacer una travesura.

Vive tu vida, Víctor.

Por qué... ¿por qué ahora?

Suspiré, rendido.

— Perdón... no quise tratarte mal, pero tienes que entender que esto es difícil. Aceptar en menos de un día que toda la vida que tenías, todas tus rutinas, familia y amigos ya no son alcanzables... es complejo.

— Entiendo.— dijo, desviando la mirada hacia otro lado, notoriamente apenado.

— «Este será un comienzo bastante difícil»— pensé.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2022 ⏰

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Enamorado de mi homicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora