El comienzo de una pesadilla

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Las suaves brisas, llevaban consigo los delicados y bellos pétalos de los cerezos. El chico se recostó bajo la sombra de uno de los árboles más grandes mirando el cielo, dirigiendo su mirada hacia las nubes que formaban figuras de animalitos o flores.

Él nunca creyó imaginar que podía estar en paz al fin. No había nada ni nadie que lo hiciera volver a la realidad.

Cerró los ojos y suspiró feliz.

Sintió que uno de los pétalos de cerezo había caído sobre su nariz, y rió suavemente estirándose sobre el césped.

—No te duermas, aún es temprano ¿no ves?— una voz masculina resonó en el lugar, haciendo que el chico abriera sus ojos de par en par, y buscara con la mirada al dueño de esa voz, intrigado.

—¿Quién está ahí?— preguntó, con la esperanza de que esa persona saliera del lugar donde estaba escondido.

—No saques conclusiones apresuradas, más adelante sabrás quien soy— detrás de uno de los cerezos, se pudo ver como alguien salía y ladeaba su cabeza, divertido.

—¡Espera!

El chico despertó sobresaltado, sudando frío y alzando una de sus manos, como si quisiese alcanzar algo, ¿qué es lo que había pasado? Cosas como estas suelen pasar, pero este sueño se sintió tan real, esas sensaciones... las brisas, las nubes, los pétalos, aquella voz que lo llamaba con tanta confianza...

Se pasó la mano por la frente para quitarse el sudor, y miró en dirección al balcón. Las ramas de los árboles se movían lentamente a causa del viento otoñal, soltando algunas de las pocas hojas que les quedaban.

Él se estiró y se sentó en la cama, observando algunos cuadros que colgaban en su pared. A veces cuando uno sueña, podemos ver algunos de nuestros deseos más ocultos, pero en otras ocasiones pasa que logramos ver parte de nuestro destino, aunque sea solo una diminuta parte de él. ¿Pero qué significaba este sueño? ¿Acaso conocería a alguien que le traería paz y tranquilidad a su vida? Tal vez.

Encendió su celular y revisó sus mensajes como de costumbre, notificaciones de algunas aplicaciones, correos y… un mensaje de un número desconocido.

Sus manos comenzaron a temblar ligeramente y los músculos de su cuerpo se tensaron. Temía que fuera un mensaje de él, el causante de su miserable vida, el que lo había guiado por un camino incorrecto y se aprovechó de la mala situación que estaba atravesando. Pero para su mala suerte, estaba en  lo correcto. Era ese desgraciado.

"Recuerda que hoy debes cumplir con tu trabajo. En unos minutos más te llegará la información del sujeto con el que debes acabar, y recuerda. Si no cumples, tu familia será la que pagará las consecuencias y además no recibirás nada del dinero acordado. Solo deshazte de ese tipo y te dejaremos en paz"

Es cierto. Hoy se cumplía el plazo, si no cumplía con este último trabajo, su familia sería quién pagaría por todas sus malas decisiones.

El chico dejó su celular sobre la mesita de noche y sostuvo su cabeza entre sus manos, aterrado. ¿Qué es lo que haría ahora? 

Él no se creía capaz de poder matar a alguien, y mucho menos si era alguien inocente, pero ese viejo... ese maldito lo estaba persiguiendo para que hiciera todo su trabajo sucio. Sabía que si no cumplía con esto, ese hombre sería capaz de mandarle a la puerta de su casa los dedos de sus padres, o incluso peor, los mataría o torturaría en frente de él.

Tomó su celular y se levantó de la cama. La vida de su familia estaba en sus manos, si decidía no cumplir con ese "trabajo" jamás podría perdonárselo. Su familia lo era todo para él.

Salió de la habitación y bajó por las escaleras. Se suponía que hoy debería ser un día normal, uno como cualquier otro, pero en cambio, debía mancharse las manos con sangre.

Fue hacia la cocina y buscó algo para comer. A pesar de estar pasando por un mal momento, algo de comida siempre le sentaba bien, pero esta fue la excepción. Los cereales con leche no sabían igual que el resto de días. Tenían un tipo de sabor metálico y agrio.

Era tan desagradable que ni siquiera pudo acabar de comerse el plato completo.

Con un gesto de asco en su rostro, revisó la fecha de vencimiento de la leche. Tal vez había olvidado comprar una caja nueva, pero los números impresos en la parte superior de la leche, indicaba que ésta se encontraba en buen estado.

El chico cerró sus ojos y respiró hondo, debía calmarse. La situación lo estaba llevando a pensar mucho más las cosas, a tal punto de llegar a dolerle la cabeza. Caminó hacia el sillón de su sala de estar y se recostó a lo largo de éste, mirando el techo.

“Más adelante sabrás quien soy”. Inconscientemente recordó aquellas palabras que aún sonaban tan claras como el agua dentro de su mente, haciendo que miles de preguntas surgieran nuevamente. ¿Quién era la persona oculta tras el cerezo? ¿A qué se refería con conocerse más adelante? ¿Porqué lo llamó con tanta confianza?

Cubrió su rostro con sus manos, y negó con la cabeza. De verdad estaba dándole mucha importancia a ese sueño.

Habían cosas más importantes por las que preocuparse en este momento, y a él solo le interesaba saber quién era el hombre tras el cerezo. Ridículo, ¿no?

Un débil sonido de algo vibrando lo sacó de sus pensamientos. Era su celular.

"Unknown te ha enviado 5 fotos

Ese es el rostro del sujeto.
Él sale de su trabajo a las 6 PM y camina hasta llegar a su hogar.Ten cuidado, la casa está muy bien protegida. Debes interceptarlo antes de que llegue.

Recuerda que no debes dejar evidencia si no quieres ser descubierto."

-No puede ser... ¿en dónde me fui a meter? -se levantó del sillón de golpe y caminó de un lado a otro, nervioso. Sostuvo su cabeza entre sus manos y observó el reloj. Aún era temprano, pero debía decidir rápido. La vida de su familia estaba en sus manos, pero asesinar a alguien definitivamente no estaba dentro de sus cabales.

El chico revisó nuevamente las imágenes que le habían enviado. ¿Qué es lo que habrá hecho para que lo quieran muerto? ¿Tal vez les debía dinero? O... ¿Habrá querido robarle información al viejo?

Enamorado de mi homicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora