Compañía

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Mirando atrás puedo verlo, una figura abstracta se planta en mi salón. Me alejo lentamente para no llamar su atención. Se pueden observar unas espirales en su cara, como ojos, me confunden. Una sonrisa ladina terrorífica, deformada y derretida de la que sale una lengua burlona. Me voy y, lentamente, subo las escaleras.

-La figura de negro se acerca ¡No te gires!-

Me congelé.

-No te gires, no te gires, no te gires, no te gires, no te gires...-

Sigo subiendo hasta llegar al pasillo que da a mi habitación, sin mirar atrás. Hay un espejo, antes no estaba, ni estuvo, ni debería estar. La veo en el reflejo, distingo que es una mujer, despeinada, alta e imponente. Se acerca. Me ahorca con sus manos. Mi reflejo me mira, y en un suspiro me dice.


-C̸̨̛͓͌O̵̧͈͇͉̬̙̭͂̑̈́̒̓͒R̷̝̀̑̂̎̓̌R̴̡̡͉͈̩̪͉̞̰̒̈́̽͗Ẽ̵͎̩̺͎͛̋̎́̄ͅ-


Me meto en mi habitación lo más rápido posible, como en esa fatídica noche de tormenta. Los gritos aún se oyen. Mamá me mira a los ojos y estos rápidamente se quedan sin vida. Su último gesto? Un rencor profundo, sus ojos lo reflejaban, como si me reclamaran que hiciese algo. En ese momento me acuerdo de que corrí a debajo de mi cama. Con el tiempo papá entró gritando, en su mano tenía la botella con la que había matado a mamá.

No respiré.

Al no encontrarme se le calló la botella y salió corriendo. Poco después escuché el coche arrancar. No salí en 2 días de debajo de mi cama.

Cuando por fín dejé el miedo, con hambre y cansancio, bajé las escaleras y la vi, la misma silueta a contraluz. La sonrisa tan cálida con la que me acunaba no estaba, había sido cambiada por un repugnante reguero de sangre. Estaba colgada del pelo. Sus ojos habían sido retirados en una forma de espiral. Sus manos estaban atadas con cinta aislante delante de su pecho, juntas, haciendo que su rezo se escuchase en la tranquilidad de la casa.

Me desperté con la llamada de las enfermeras que me hablaban por el hueco de la puerta, me dejaron las medicinas y se fueron. Miré mi cuarto y vi que estaba destrozado, otra vez. Notifiqué al enfermero que ya salí de mi trance y me dirigí a la sala común. El dibujo marcado con mis uñas en la pared me daba escalofríos. La imagen de mi madre estaba reflejada.

GOTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora