CAPITULO CINCO

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DRACO

Me merecía una medalla de oro. Mi polla estaba tan dura que iba a rasgar la tela de mis pantalones. Tenía mi dedo dentro de ella. Sentí su coñito caliente y apretado, sentí su maldito himen y supe que era todo
mío. Ella casi había hecho crema sobre mi mano cuando la hice correrse.
La sorpresa y la pasión en su rostro cuando la bajé había sido la vista más hermosa. Y cuando la probé, lamí sus jugos de mis dedos, casi me corro en mis pantalones. Su dulce sabor a miel era todo para mí.

Incluso ahora, conduciendo hacia mi casa, todavía podía saborearla. Podía oler su excitación persistiendo en mis dedos, alejándose de su cuerpo. Ella estaba
callada, miró por la ventana mientras yo conducía demasiado rápido hacia mi casa. Si me detuvieran, el policía lo entendería. Necesitaba estar enterrado dentro de mi mujer, sentir su ondulación y latir a mi alrededor mientras tomaba su virginidad. La necesitaba para ordeñar la semilla de mis bolas.

Agarrando el volante, bajé la marcha mientras doblaba hacia mi camino de entrada, luego esperé a que la puerta del garaje se abriera.

Gracias a la mierda que accedió a venir a casa conmigo. Si hubiera insistido, la habría llevado a su puerta, le habría quitado el pelo de la cara y la habría besado dulcemente mientras le decía buenas noches.

Pero eso no era lo que queríamos ninguno de los dos.

No había nada de malo en que una mujer persiguiera lo que quería. El placer era un derecho de mujer tanto como de cualquier hombre. Pero Hermione era una buena chica, quizás demasiado buena y necesitaba que la guiara. Eso no fue un problema, siempre y cuando me dejara llevarla a mi cama, sus largas y sexys piernas envueltas alrededor de mi cintura mientras enterraba mi polla en su cuerpo.

Nadie más la tendría. Nunca.

Apagué el coche cuando la puerta del garaje se cerró, la suave luz del abridor en el techo me permitió ver su rostro. Y el resto de ella. Ella era tan remilgada y
apropiada como siempre, con las manos cruzadas en su regazo, pero su falda subía un poco por sus muslos y yo sabía que una pulgada más y vería la parte superior de
sus medias, sus ligas.

―Dime lo que quieres, Hermione. ―

Giró la cabeza para que sus ojos color cafe se encontraran con los míos, el rubor que subió por sus mejillas indicando su inocencia.
―Sabes lo que quiero―, susurró.

Lentamente, negué con la cabeza. Me moví en mi asiento, como si eso hiciera que mi polla fuera menos dolorosa.

―Hay tantas cosas que quiero hacerte. Cosas muy sucias y muy traviesas que probablemente te asustarían ―.

Se lamió los labios y no pude aguantar más. Tomando mi mano detrás de su cuello, la atraje hacia mí para darle un beso, encontré su lengua y la provoqué. Me
agaché, le desabroché el cinturón de seguridad y la acerqué a la consola para que estuviera medio en mi regazo.
Levantando la cabeza muy levemente, susurró contra mi boca.

―Creo que me puede gustar muy sucio―.

Mi pulgar acarició su mejilla mientras mi otra mano ahuecaba su trasero.

―¿Qué hay de muy travieso? ― Yo
pregunté.

―¿No cuenta lo que hicimos en el baño? ―

―¿Tener mi dedo en tu coño? ¿No te gustaría mi polla en su lugar? ―

Se mordió el labio y asintió con la cabeza y no pude evitar gemir.

―¿Quieres sentir que mi polla se abre? ―
Ella gimió. Oh sí, ella era una chica sucia de acuerdo.

―Cuidaré de ti, Hermione. Te haré sentir bien ―. Un suspiro entrecortado escapó de sus labios.

#1 lip service-. Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora