Ese hermoso chico... ➢ NoMin [ADAPTACIÓN]

02

Las dos semanas sin el pelinegro se sentían raras, lo extrañaba, pero no lo buscaría. Seguramente él lo estaba buscando para darle la golpiza de su vida y eso jamás pasaría, no se dejaría golpear por un heteroestúpido.

Donghyuck se burlaba diciendo que seguramente Jeno se había enamorado de su culito, ¡menudo idiota!, ese enano rubio nuevamente sólo lo molestaba. Había ofrecido millones de apuestas que relacionaban al estúpido en su cama, era gracioso de todos modos pensar en que tal vez podría convertir a Jeno en bisexual. En Homosexual era completamente imposible.

También había pasado algo estúpido, eso últimamente no lo sorprendía ¡Su vida era una estupidez!, el punto era que Seonghwa estaba acercándose demasiado y demasiado es poco. Aunque si se ponía a pensar... Seonghwa se insinuaba desde que Jeno y él se conocieron. Le tomaba la mano, sacaba conversaciones referentes a cuando eran pareja, acariciaba su cabello como solía hacerlo y también intentó besarlo en Dos ocasiones. ¿Qué le pasaba? Él mismo había dejado claro que no podían seguir porque había alguien más y a Jaemin le costó asimilar que Seonghwa ya no estaría a su lado, había sido muy difícil acostumbrarse a estar sólo, a no tener a quien llamar cuando no pudiera dormir y más difícil sería mantenerse sólo.

A sus 20 aún dependía de Seonghwa en muchos aspectos de su vida, no podía siquiera escuchar el despertador, Seonghwa era quien lo despertaba cuando ya estaba el desayuno listo. Se sentía muy sólo, sentía que no volvería a encontrar a alguien como su hyung que lo guiara por el buen camino. Entonces llegó la propuesta de Hyuckie de mudarse juntos, eso lo facilito mucho, gastos compartidos y un buen compañero.

Su trabajo en la tienda se había dado por casualidad, Donghyuck había visto el anuncio y le pareció fantástico. El sueldo estaba bien y no eran muchas horas además estaría con su mejor amigo, así que se presentaron y la señora que los contrató quedó encantada con ambos jovencitos. Al mes de trabajar ahí anunciaron que el dueño volvería a la cuidad y que podían conocerlo.

Claro que quiso morirse cuando vio a su reciente ex, el pequeño aún sentía cosas importantes por el mayor y le había dolido verlo tomar la mano de esa pequeña y chillona pelirosa. Ese "alguien más" era una señorita de, con suerte, 18 años que hablaba más que Donghyuck y se pegaba a Seonghwa como un chicle al zapato... también era así de molesta.

— Dejame en paz — sus vos salió sin ánimo. Seonghwa ya no solía ser como antes, o tal vez siempre fue así y el nunca lo había notado.

— Vamos Jae — insistió el pelicastaño. — Será divertido, como antes ¿recuerdas?-

— Claro que recuerdo. También recuerdo cuando me dejaste en la calle porque tu novia no quería a tu ex viviendo en la habitación de huéspedes — atacó ya cansado.

— No fue mi intención eso, yo pensaba que la amaba — tomó su mano y el pelirrojo no se alejó notando que su cuerpo ya no reaccionaba como solía hacerlo al tacto del mayor. — Dame una oportunidad... sólo una para demostrarte que todo volverá a ser como antes.

— ¡Nada volverá a ser como antes!

Jaemin se tenso al oír esa voz,  — ¡Mierda! — susurró para sí, ¿que hacía el ahí? Se suponía que debía odiaría y alejarse, no buscarlo.

Seonghwa sonrió de lado ante la presencia de su aparente rival, estaba decidido a recuperar a Jaemin, porque ciertamente había cometido el peor error al dejarlo. Era suyo, él lo había formado para que se convirtiera en lo que era ahora y nadie más tenía el derecho de disfrutarlo.

Los enredos de una noche no tenían importancia, eran sólo eso. Pero el pelinegro se había vuelto una piedra en su zapato un estaba dispuesto a cualquier cosa para sacarlo de su camino. — ¿Qué haces aquí?

— ¿Disculpa? — Jeno sabía la historia de esos dos de pies a cabeza, Jae se la había contado pero cambiando su nombre por el de Vicky. — No quiero causar inconvenientes, así que Jaemin te esperaré afuera.

— Está trabajando — musitó el dueño de la tienda. — No sale hasta dentro de 2 horas.

— Esperaré, no tengo prisa — el pelinegro miró a Jaemin, tenía las mejillas sonrojadas y se veía tan tierno que quería comerlo a besos. Estaba hecho todo un gay. — Necesito hablar contigo, creo que me lo debes.

— Y-yo n-no... — ¡que le pasaba a su lengua! Parecía no querer reaccionar. La presencia de Jeno lo había puesto nervioso, no sabía como reaccionaría así que eso lo empeoraba todo. Pero él tenía razón, evitarlo No había sido lo mejor, debía enfrentarlo como el hombre que era. — E-esperame en el café de siempre.

— Promete que irás.

— Lo prometo.