Y son las cosas pequeñas.

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Las primeras semanas viviendo juntas fue tensas, Kakashi estuvo tan lleno de misiones que casi nunca estaba, y siempre colocaba excusas de que sus clientes querían verlo cara a cara, claro al par al principio les pareció el cielo tener el lugar solo para ellos pero al estar aún viendo con al dueño de su hogar temporal, eran cuidados habían pasado por un infierno y no querían otro.

Esta vez Kakashi si estaba en casa, la misión de ayer pago tan bien que podía darse el lujo de descansar unos días, junto a eso podría conocer mejor al hombre que anda rondando sus sueños cual sirena colocando hechizos en marineros.

El sol debió estar recién saliendo por como se sentía aún de fresco el clima y Kakashi solo podía maldecir el despertarse temprano con tan buen clima, y junto a eso podía maldecir a su subconsciente quien en vez de permitirle descansar le hacía repetir en su cabeza cada momento bajo en su vida, eran demasiados para una sola vida y él sabía que seguro faltarían más.

Tratando de contar ovejas par volver a consiliar algo de sueño un olor llega s su sensible nariz, el olor del fuego quemando algo.

Eso le hizo saltar de su cama, ¿Sus enemigos le descubrieron? ¿Una falla eléctrica? ¿Un cable que explotó? Hay tantas variantes pero su principal preocupación es sacar al hijo de su sensei y al padre de este del departamento, lo demás puede responderse luego cuando esten a salvo.

Saliendo del cuarto tan veloz como puede, algo le detiene por un segundo, risas, hay risas que vienen junto al fuego, eso sólo hace que corra más rápidamente hacía ese lugar pensando que la primera posibilidad fue real y sus enemigos descubrieron su lugar y tal vez hasta para su horror al par de personas que cuidaba. Pero al llegar no es así, primero el olor viene de la cocina y segundo las risas son justamente de esas personas que hace tan solo un segundo temía que algo les hubiera pasado.

Iruka tiene en puchero en los labios mientras mira con todo el odio posible a una cosa bastante chamuscada en la sartén, Naruto en cambió esta riendo tan fuerte como su pequeño cuerpo le permite y cona sonrisa más grande que su boquita puede poner, aún no se han dado cuenta de su presencia por lo que decide aclarar su garganta para darse a notar.

- Ah, Buenos días Kakashi, ¿Descanso bien? - con gentileza Iruka le pregunto mientras apagaba la estufa y bajaba al pequeño del mueble cerca de la cocina.

- !Buenos días señor Kakashi¡ - entusiasta Naruto casi le grita pero su tono es tan alegre que no le importa.

- A los dos igual y si no les molesta que pregunte... ¿Qué diablos es eso? - Kakashi responde mientras apunta con su dedo a la sartén pero antes de siquiera recibir una respuesta Iruka le dio un manotazo.

- No es educado señalar - reprendió el maestro.

- Queríamos hacer el pudding de Cure Custard - Naruto responde contento - Pero siempre que intentamos algo nuevo papá lo quema, !Incluso quemó agua una vez·! - alegremente comenta el pequeños haciendo sonrojar a su padre por revelar tan vergonzoso secreto.

Kakashi solo puede reír al imaginar a un Iruka algo más joven con una olla con agua quemada (Si es que si quiera eso es posible) y un Naruto riendo igual que hace unos minutos, negando con su cabeza el hombre de plateados cabellos se dirige a la cafetera para preparar su bebida favorita como le gusta cuando una taza es puesta en su frente.

- Cuando sus clientes le llaman a último momento y debe dejar sus cosas me fijé un momento en como prepara su café, parece ocupado últimamente y bueno aquí tiene, no sé si acerté la azúcar - un sonriente Iruka le comenta el echó entregándo la taza.

Este acto es estúpido, es solo alguien que se dió cuenta de algo pero el corazón de Kakashi es flechado otra vez por el gesto tan simple que este tiene con él que como delfín en parque acuático Iruka juega con su corazón como si fuera una pelota gigante.

vuelve a unirme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora