Las Fugas

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—Sabe es atemorizante lo frágil que podemos ser. Y con la facilidad en la que podemos desaparecer —habló por fin Argos.

Cuando Richi iba a romper el silencio, Argos meneó la cabeza y prosiguió—: Fui a un especialista, sabe, me hicieron estudios, y todo eso, y nada. Al parecer mi cerebro está bien. Me dejaron ir con algunos fármacos para el estrés, creí que eso había funcionado hasta que en dos meses regresó. Esa vez me fui por un día entero, después me fui por tres días y así iba incrementando el tiempo en que desaparecía.

»Mi esposa, bueno ex, consiguió un gran especialista que me diagnosticó el trastorno de amnesia disociativa con fuga disociativa. Valga dios la redundancia. Y bueno, después me dieron fármacos y cosas por el estilo, al principio funcionó, pero al cumplir el año, el mismo sonido apareció y yo desaparecí por dos semanas—. El terapeuta observó cómo Argos fijó su vista en la blanca pared y por un segundo se hizo el silencio—. Aún sigo sin recordar qué pasó. Así que intenté métodos propios para que no me pasara. Me amarré a mi cama, hasta usaba un gafete para que contactaran a mi familia y así ellos no se preocuparan, estaba harto de que nada funcionara. Por eso usé una cámara, de esas que podía usar de prendedor. Aunque no sirvió de nada, la imagen se veía distorsionada y el sonido de la vibración silenciaba todo. Pensé que el equipo estaba mal. Fui a la tienda, me quejé. Me lo cambiaron por otro, pero al grabar, esa maldita vibración estaba ahí. —Cerró ambos puños—. No, señor, eso fue mi límite, así que tomé cartas en el asunto y dejé esas malditas medicinas que no servían de nada, y bueno, pensé que lo mejor sería adaptarme a mi maldición, claro que mi esposa no lo tomó igual de bien que yo, y ahí decidió dejarme —soltó una risita—. ¿Qué no se suponía que debía ser en enfermedad y salud? Creo que ella no puso atención. ¿Sabe qué es lo peor? —Cerró los ojos y resopló. —No me deja ver a mi hijo —sus labios temblaron y su vista dio un recorrido de la pared a Richi—. Y eso me trae con usted. ¿Qué le parece no era una historia tan larga como pensé?

—Antes de los episodios de fuga, ¿existió algo que lo alteró?

—Para nada. Me iba fenomenal, gané la lotería literalmente y tenía todo lo que podía desear: un buen trabajo con buena paga y mi esposa volvía a estar embarazada. —Guardó silencio y le dio vuelta a su argolla.

—¿Qué recordó?

—Nada, tonterías—. Antes de que el terapeuta replicara, él contestó—: Ya sé que para usted nada es una tontería, ¿no es cierto? —El terapeuta asintió—. Le dije que he tenido esta misma conversación antes. —Resopló y al retomar la palabra levantó la mano izquierda—: Bueno, recordé las búsquedas de ovnis.

Richi se obligó a no levantar las cejas.

—¿Cuál es la relación con su esposa?

—Bueno, pues, me creerá loco —guardó silencio y tocó su argolla—. Es la primera vez que lo diré en voz alta, pero me gustaría recordarle su contrato.

El terapeuta asintió.

«Después de todo sí había algo más».

—Sé qué es lo me sucede. —Argos levantó un dedo señalando al cielo—. Son Aliens.

Esta vez Richi no logró evitar arquear un poco la ceja. Y preguntó para confirmar—: ¿Aliens?

—Ajá, ve por eso lo hice firmar ese documento. Cree que estoy loco.

—¿Usted qué cree?

—Que lo estoy. Y si usted no lo cree, entonces estamos en la misma situación.

—¿Cómo llegó a esa conclusión sobre los aliens?

—Bueno, pues es...—. Volvió a tocar su argolla —Cuando...—. Se acurrucó más en el sillón —Will, mi hijo, le gustaba coleccionar esas revistas que investigaban a los aliens. Esas cosas le obsesionaban, y bueno, yo siempre fui un padre consentidor, así que íbamos cada año a esas convenciones, y bueno, en ellas hablaban sobre la abducción. Hubo un señor que dijo que fue abducido durante dos días, no recordaba nada. Y nadie supo de él. Ve, muy parecido a mi situación, ¿verdad? Después de todo de algo me sirvió que mi es... Ex se llevara todo menos las cosas de Will. De lo contrario, jamás lo hubiese relacionado.

—¿Will está...?

—Muerto, sí —Su vista se posó en la pared—. Murió hace siete años. Y sé lo que va a decir que quizá lo que sucedió con mi Will tiene relación. Pero lo que me sucedió a mí y la muerte de mi hijo tuvieron dos años de diferencia. Mire le dejo estos documentos como evidencia. Léalos y después me dice—. Argos le extendió una carpeta amarilla y se marchó.

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