Ocho Minutos de Viaje a Través del "Nos"

Perorata primera: "Distancia"

Un minuto de tiempo es la forma en que logré percibir la cercanía. Lejanía, a su vez, siendo ese minuto como cien años de terror suspendidos en el aire. El día cálido del inminente verano se extendió sempiterno por sobre la nube de mis dudas; Sin embargo, no hubo despeje. El firmamento de mis intenciones continuó turbio, inherente de cualquier presagio que apuntase a un agradable fin. Cien pasos, noventa y nueve pasos. Cuarenta y nueve veces dos pasos entre tú y yo. El primer minuto que se cierne de forma contundente entre un último nosotros. Un solo pájaro amigo voló alrededor del contorno del astro mayor; dio una sola vuelta, y se alejó dando un solo graznido, imposible de oír para una sola persona a más de un kilómetro de distancia por debajo de sus alas de un solo color uniforme. Suceso de nunca contar, sólo una vez ocurrir y nunca pasar por alto al momento de releer el adorable fuimos. Un buen tiempo de ese presente antiguo; bueno por calidad y cantidad de una sola misma forma. Únicamente continúa vivo por los ya sesenta y tres pasos entre una sola tú y un solo yo.

Distancia marcada y de enmarcar, imposible de obviar a medida que se vuelve más distante entre el recorrido de ayeres. Puedo sentir sin confusión alguna que una gota de sudor corre en silencio a través de mi alma. Sin embargo el rostro seco, símbolo universal de una calma avasallante fundida con el pensamiento de todo cruel mensajero. No más que 30 pasos. Prontamente un metro, prontamente un último nos. Un solo recital de formas, elipsis final, y necesario para funcionar de anestesia ante un último aquí y ahora. Casi una sola docena de pasos, que avanzan volviéndose el temible número que sucede a la decena hacia atrás y la antecede hacia adelante. Una dirección de todo esto, elegida para socavar en siete minutos más el terror de un quizás que se acaba ahora. Sin más distancia.