Profundidad III

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Un mes duró la misión de rastreó, donde lo menos que encontraron fue información de Akaza, casi cinco semanas en las que se estableció de forma rutinaria el sexo en la mañana y tardes, veintisiete días en los que Tomioka después de haber estado con Shinazugawa, sin importar su estado, o el dolor en sus caderas magulladas, salía de la habitación apenas recuperaba el aliento.

La información sobre la culminación de la misión vino atado en la pata del cuervo de Shinazugawa; con la llegada del invierno la actividad de los demonios aumento en varios sectores por lo que necesitaban a todos los pilares disponibles.

Sin palabras de despedida, ni un vistazo por más mínimo que fuera, cada uno emprendió camino a una ruta diferente.

Giyū llevaba una hora de caminata de vuelta a su finca, cuando un cuervo más grande de Kanzaburo aterrizó sobre su hombro, con majestuosidad el ave extendió la pata para darle el mensaje.

El de azabache cabello tomó la nota, dándole al cuervo algunas golosinas con su mano izquierda.

A mitad de la lectura, la sorpresa llegó solo a sus ojos, abriéndose un poco más de lo normal, para en segundos recuperar la seriedad que lo caracterizaba.

Cambió de dirección acelerando el paso, que su presencia fuera requerida en una de las fincas de otro Hashira era un acontecimiento extraño, ni siquiera Kochō cuando era informada que él estaba herido le mandaba ese tipo de notas, por lo que debía ser importante, con ese pensamiento en mente aumentó la velocidad.

Los ojos de Giyū escanearon el lugar, al tiempo que sus oídos estaban atentos a cualquier sonido sospechoso, se asomó por la puerta viendo al pequeño Rengoku que conoció en la finca mariposa barrer el piso.

Aquel esponjoso cabello siguió el movimiento de la cabeza alzándose, los ojos que de forma inconfundible lo asociaban con la familia Rengoku parecieron brillar, al tiempo que una sonrisa crecía en sus labios.

Senjurō apresuró sus pasos hasta quedar frente de Tomioka, donde le dió una pronunciada reverencia.

—Esperó que su viaje se diera sin incidencias que lamentar _Su voz profunda distaba mucho de su apariencia infantil— Muchas gracias por aceptar la invitación de la familia Rengoku.

La formalidad lo hizo sentir incómodo, cuando leyó la nota, creyó que con Kyōjurō en recuperación y Shinjurō retirado, los demonios estaban atacando la finca de la llama aprovechando la tenue luz del sol, pero al parecer se equivocó.

—Venga conmigo, lo llevaré con mi aniue.

—¿Kochō dejó salir tan rápido a Rengoku? _Había pasado menos de un mes, si bien no tenía heridas que provocarán su muerte, estaba seguro que era imposible, incluso para Shinobu lograr que el pilar de la flama recuperará su visión.

—Bueno... _Senjurō paseó nervioso su mirada— Aniue no es considerado una persona que se queda sentado mucho tiempo en una cama, solo duró dos semanas en la finca mariposa antes de escapar.

—Me imaginó que Kochō no estaba feliz.

—En lo absoluto _Senjurō tapó sus labios ocultando su risa— Se tomó la molestía de venir solo para regresarlo a la finca mariposa, mi aniue siguió insistiendo que no volvería y al final llegaron a un acuerdo de que al menos asistiría a los controles.

Caminaron tranquilamente hasta que unos golpes hicieron que Tomioka arqueara la ceja dándole una mirada a Senjurō.

—Aniue está entrenando a su Tsuguko, Tanjiro-san es muy talentoso _Senjurō sonrió sin notar como los ojos de Giyū se abrían para luego volver a su estado neutral.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2022 ⏰

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