Capítulo 2

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118 días

Quería comenzar a hablar del gran atractivo de la soledad. La sociedad necesitaba escuchar verdades comunes disfrazadas de revolucionarias.

Decir que le daba lástima la mentalidad de algunas personas podría sonar exagerado, pero sí que sentía un rastro de pena por ellas. Sufrían por una decisión propia fruto de apariencias de la sociedad.

Hablaba de algo tan sencillo como estar en una terraza. Jaden observa a su alrededor, siendo el único que disfrutaba de un café en soledad en una de las mesas, el resto en cambio, siempre acompañado de al menos una persona más. Veía continuamente a gente deambulando por las calles, un fin de semana que algunos con suerte no trabajaban y tenían el privilegio de poder dedicarse un día; de ellos, una gran mayoría miraba cada terraza de soslayo, quizás deseando algún aperitivo o un delicioso desayuno de cafetería.

¿Por qué no se sentaban? Fácil, porque estaban solos.

Y eso no era algo malo, lo realmente malo es creer que lo es.

Jaden era todo un visionario, alguien que continuamente rompía los moldes firmes en los que se basaba el comportamiento humano y con ello, disfrutaba más que el resto. No podía asegurarlo a ciencia cierta, pero estaba seguro que a lo largo de su vida varias personas le habrían visto disfrutar en soledad en una cafetería y habrían imaginado alguna historia dramática sobre su vida tratando de hallar la razón por la que se encontraba solo. La única verdad era el sencillo placer que aguardaba la soledad, pero pocos parecían notarlo.

Tanto viajar solo como algo tan sencillo como no tener compañía en una mesa estaba mal visto. No podía culparles, Jaden antes pensaba igual que ellos influido por el pensamiento común, pero una vez que decidió ser valiente, aceptando la compañía de él mismo sin vergüenza, estuvo completamente feliz.

-Bonito dibujo - apartó su mirada de la calle, prestándole atención ahora al camarero que mientras rellenaba su taza de café como había pedido ojeaba la carpeta medio abierta de Jaden donde asomaba uno de sus dibujos.

-Gracias.

Le vio esperar unos segundos tras terminar de servirle el café. Jaden aguardó pacientemente en silencio a que se alejase, no cediendo a esa fina indirecta para comenzar una agradable conversación de media tarde. Le gustaba el trato de los camareros que hablaban con los clientes de forma cercana, alegrándose el día un poco más mutuamente, disfrutaba viéndolo, no viviéndolo. Él prefería su perpetua soledad, solo enviando sonrisas sinceras y amables para demostrar que pese a sus escasas -por no decir nulas- ganas de socializar, es alguien amable y educado.

Unas pocas horas después, volvió a tener su lápiz sobre la lámina de dibujo y sus oídos inundados con repetidas bandas sonoras. Apenas había avanzado en los últimos dos días, no era algo que le tomase de sorpresa, siempre se tomaba su tiempo para dibujar, más del necesario por quedarse absorto mirando el paisaje que había visto tantas veces y seguía sorprendiéndole.

Aún en blanco y negro, con la ausencia de color que caracterizaba sus dibujos, tenía como objetivo representar las sombras y luces de la noche romana en sus calles y monumentos, quizás su momento favorito del día, por lo que esperaba pacientemente con trazos poco resaltados hasta que cayese la noche.

La Piazza di Spagna estaba siendo continuamente salpicada de flashes y sonrisas inmaculadas que solo se formaban ante el objetivo de cualquier cámara o móvil. Apartó la atención de su dibujo observando a los turistas, viendo cómo una gran mayoría daba la espalda a Roma, a la belleza que poseía, solo para posar en una de las miles de fotos que sacaban. El único momento donde parecían contemplarla de verdad, era en su proceso de selección para el fondo de su recuerdo retratado.

MusaWhere stories live. Discover now