¿Una frase que me represente? "la vida es dura". Buenas noches, soy Agatsuma Senritsu. Me gustaría dar una introducción dulce digna de protagonista de shoujo manga, pero no puedo. No soy linda, no tengo ningún talento sobrenatural y no, no tengo un interés amoroso. Corrección: tengo muchísimos intereses amorosos, pero desde que el último me humilló horriblemente en San Valentín dejé de intentarlo.
Este año cumpliré 23 años. Cada día tengo un trabajo de medio tiempo y debo cumplir mis deberes universitarios para mantener mi beca. No tengo opciones. Debo hacerlo porque no tengo dinero. Claro que disfrutaría tremendamente hacer nada durante toda la tarde. Una de mis pequeñas alegrías se produce cuando tengo día libre entre semana. Puedo descansar. Puedo ir a arreglar y mantener la tumba de mi abuelo. Puedo prepararme una sopa maruchan. En casa. Feliz, tranquila.
Claro, todo esto le pasa solo a la gente normal. Que conoce y se rodea con gente normal.
-Por favor disculpa a Uzui-sama- le habló una hermosa morena desde el asiento del conductor del Audi A-6. Poco después de gritonearle al estúpido cliente, sintió como su vida se le escapaba cuando el mono gigante la tomó desde la chaqueta para acercarla a su rostro. Estaba tan molesta que estaba dispuesta a darse de golpes y provocar su propia muerte. Era evidente que iba a perder. Menos mal que un ángel magnífico apareció para separar al loco de ella. Una vez que la extraña logró tranquilizar al hombre, Senritsu finalmente pudo dejar cerrada la tienda para dirigirse a la parada de autobuses. Al observar su celular sabía que iba a estar allí bastante tiempo.
Te maldigo, loco
Luego de unos minutos, un hermoso automóvil azul ultramar se detuvo a su lado. El vidrio bajó, hasta descubrir el bello rostro de la chica que la salvó de la bestia. Pómulos altos, ojos color mora, un coqueto lunar sobre el labio y sonrisa tranquilizadora.
Y allí estaba. Sentada en el asiento trasero. Tomó discretamente el cinturón de seguridad para abrochárselo. Y observó que la chica, quien se presentó como Hinatsuru y el loco, a quien nombraron como "Uzui-sama", también lo llevaran. Desgraciadamente el estúpido no lo tenía puesto.
-Disculpe, se olvidó de colocar el cinturón- comentó la chica desde atrás. El par de ojos granate de su cliente problemático la buscaron con el espejo retrovisor-debe ponérselo-
-Hinatsuru, ¿por qué esta la mocosa acá atrás? - le consultó a la conductora, pasando olímpicamente de la solicitud de la muchacha- ¡Ella me encerró, me gritó y ahora me está mandando! -
-Uzui-sama, no creo que esa fuese la intensión de ella- contestó tranquilamente la chica, regalándole una sonrisa a su acompañante-además, a esta hora casi no pasan autobuses, sería difícil para ella llegar a casa-
Uzui Tengen estaba aun molesto, pero no podría negar todo lo que dijo su hermosa novia. La pequeña bacteria molesta que estaba en el asiento trasero le había explicado todo lo que había pasado. Y, aunque técnicamente había sido su total culpa quedar atrapado, no podía solo olvidarlo. Le irritaba la mocosa que lo expuso.
-Su cinturón- volvió a cortar el silencio a chica, quien se sacó su gorra, porque hacía mucho calor. Uzui volvió a enfrentar su mirada a través del espejo retrovisor. Grande fue su sorpresa cuando encontró la ordinaria cara de la chica enmarcada de mechones cortos rubios. Sin ninguna intención de ser discreto, se giró y estiró su mano para agárrale un mechón.
- ¡Lo sabía! - comentó con orgullo- ¡Mira Hinatsuru, metiste a una "gyaru" a tu auto! Eso explica sus acciones mezquinas y esa boca sucia de marinero-
De un manotazo Senritsu sacó la mano intrusa de Uzui.
- ¡Soy rubia natural! - ladró- ¡Ya le dije que Ud. se encerró solo y mi boca sucia la provocó Ud. con su actitud socarrona y tozuda! - no iba a soportar todo un viaje con ese imbécil, pero ese barrio era muy malo de noche así que, si bien hubiese sido grandioso y dramático soltar algo como "¡y me bajo aquí!", no era viable. Le daba miedo.
-Agatsuma-san- la llamó Hinatsuru, quien estaba conduciendo a pesar de la loquera de sus acompañantes - por aquí es, ¿verdad? -
-Si, son dos cuadras, la casa de la derecha- respondió cortésmente a la dama. Eso solo irritó más a Uzui. ¿Por qué la mocosa no se ponía así de amable con él, si él era Dios?
Al llegar a la casa señalada, la morena puso las luces intermitentes. La rubia le agradeció profusamente a la chica por llevarla a su casa, ignorando completamente la presencia del hombre platinado.
- ¡Mocosa! Agradéceme a mí, gracias a mi bencina, mi auto y mi novia llegaste a casa, se agradecida- le gritó cuando estaba frente a la puerta de su casa.
Otra vez la paciencia de la rubia se destrozó. Corriendo como atleta olímpica, abrió la puerta del copiloto, donde estaba el maldito bocón- Uzui-san, ¿verdad? ¡Todo lo que me pides agradecer no lo hubiese necesitado si cierto distraído cliente no se hubiese encerrado! Ya le agradecí a la señorita Hinatsuru porque no tenía nada que ver en el asunto y se apiado de mí, pero a tú... ¡tú me debes disculpas a mí! - habló claramente y, antes de que pudiese levantarse a seguir peleando, la rubia le amarró el cinturón de seguridad-Y tienes que ponerte el cinturón, es peligroso y pueden ponerle una multa a la señorita Hinatsuru si no lo utilizas. -
La pequeña rubia cerró la puerta del vehículo y se dirigió a su casa. Estaba echando humo, pero también estaba temblando. Ese hombre era enorme. Y loco. Le costó más de lo que deseaba abrir la puerta, pero lo consiguió. Si bien esa era la primera puerta de la casa familiar de los Kamado, le faltaba otra llave para acceder a la pequeña casita auxiliar, donde ella vivía desde hacía unos meses.
A unos pocos metros de la entrada principal, había una casa auxiliar. Antaño, era el leñero de la familia. Con el paso del tiempo y el uso de mejores estufas de pellet, se hizo innecesario. Luego de un tiempo, el señor Tanjuro junto con sus hijos, transformaron el lugar en un adorable espacio habitable. La idea era que Tanjiro o Nezuko, los hijos mayores de la familia Kamado, pudiesen obtener privacidad viviendo en aquel lugar. Sin embargo, el plan se vio interrumpido una noche del mes de abril. Cuando su buena amiga Senritsu apareció con una pequeña maleta, su mochila y se largó a llorar angustiada sobre Tanjiro. Entre sollozos la rubia explicó su situación: al morir su abuelito, su hermano tomó la patria potestad de sus bienes. Eso incluía la casa en la cual ella vivía. Hasta ese día de desalojo. No tuvo tiempo de reclamo, ya que era mayor de edad. Y Kaigaku había entregado su libreta de ahorros y realizó el depósito de su parte por la venta de la casa.
No podía quejarse por injusticia, malversación ni nada. Pero no estaba de acuerdo con la venta.
-¡Para de llorar, enana!- gritó Kaigaku, mientras le servía arroz a su hermana-¿Qué no entiendes! Ni tú ni yo tenemos dinero suficiente como para pagar los impuestos de la casa-
-¡Pero es nuestra casa!- sollozo Senritsu-aquí están todos nuestros recuerdos ¿cómo no te da pena?-
-Los recuerdos se quedan en la cabeza- contestó el moreno, sirviéndose carne y verduras. Estaba delicioso. La sazón de su hermana era ideal a su gusto-además, no tiene sentido vivir nosotros en esta casa. Con la venta, podremos vivir bien durante años. Incluso podrías pagar tu carrera-
-Puedo ganar una beca, Kai- contestó la rubia, mientras se servía-y tú también puedes. Podríamos trabajar para pagar los impuestos de la casa y conservarla-
Los hermanos comieron sus alimentos de manera tranquila. Solo el ruido de los palillos y la televisión llenaron el espacio. Recordaba esa conversación, pues su hermano cedió durante un año. Lograron el propósito. Sin embargo, ambos se estaban matando para mantener esa casa. Era inviable y sin su permiso, Kaigaku realizó la venta. Si bien su hermano no la echó de casa, ella no quería verlo. Lo que hizo la había lastimado. Su hermano no insistió. Simplemente le envió un mensaje de texto con coordenadas.
Ahora se encontraba en su nuevo hogar. Una humilde casa de un solo ambiente y un baño personal con ducha. Liberando el último suspiro del día, simplemente se desvistió para dormir.
Mañana será otro día
ESTÁS LEYENDO
Dios de la festividad vs Diosa de la calamidad
FanfictionUn egocentrico queda atrapado en una tienda de conveniencia. Una desgraciada tiene que ir a rescatarlo. El sensei de artes necesita una ayudante. Una estudiante necesita un trabajo nuevo. ¿Polos opuestos de atraen? ¿o se repelen? Es un Uzen, pero mi...