El primero de cinco

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Di varios pasos sin apartar la vista de la comida hasta que al fin pude salir de aquella burbuja para volver a la realidad, más bien a esa fría calle. Mi boca casi babeaba de las ganas que tenía de probarlo pero ese no era un lugar ideal para comer así que contuve mi deseo para comenzar a caminar hacia un pequeño parque que se encontraba a unas cuadras de la pequeña tienda con decoración antigua.

— Si esto sale mal estamos muertos — Dijo una voz grave y masculina en un tono no demasiado alto. Sus palabras rebosaban seriedad lo que daba a entender al instante que no iban en broma. Pero ¿qué era lo que iban a hacer y quienes eran? Todos los allí presentes tragaron en seco y se miraron notando la tensión que se había formado por el silencio. Nadie se atrevía a decir nada, tal vez no estaban tan seguros de si hacerlo o no pero otra voz diferente se hizo notar quebrando aquel mal momento. — Es solo un ángel. Además, si no lo hacemos este mundo terminará mucho peor que nosotros. — El chico del que salieron las palabras mostró una confianza audaz que al momento caló en el resto convenciendoles por completo. Pobres ignorantes que con tan solo un par de palabras de una persona conocida ya estaban dispuestos a dar su vida.

— Entonces ¿quién será el primero? — preguntó uno de los que en ese momento integraba ese grupo. Era una voz algo más aguda que las de las anteriores por lo que no era el mismo joven. Además, él parecía que no quería que su nombre apareciera como respuesta a esa pregunta. Ese chico no sabe disimular nada o eso tal vez es lo que les quería hacer creer. Como sea, ellos al final lo notaron y decidieron que no fuera el. Tenían que empezar con algo medianamente fuerte para ver que tan dificil o facil seria hacer caer a ese ángel que acababa de salir con comida en la mano. Uno de ellos, el de cabellos más largos iba a ofrecerse levantando tranquilamente su mano izquierda para no tener que hablar demasiado. No obstante, justo antes de que aquel pudiera mover más de dos músculos alguien saltó emocionado ofreciéndose casi a gritos. — Yo, yo lo seré — repitió este varias veces dando esos botes infantiles. Muy emocionado de un momento a otro ¿no? Bueno, para ninguno de los allí presentes fue eso una sorpresa viniendo de él. Aquel vampiro siempre era bastante energético y le gustaba ser el primero en probar algo, da igual lo que fuera. Podría llegar a matar por sentir esa adrenalina de la primera vez. Nadie se negó, ni el tritón de cabellos largos que iba a ofrecerse de voluntario así que el otro no tardó en salir detrás del de cabellos blancos para no perderlo dejando el resto solos. No es como si después de eso llegaran a hacer mucho más, cada uno se fue por su cuenta pensando en cómo lo iba a hacer cuando llegara su turno.

Nada más llegar al gran parque respiré hondo notando el aire puro que traía aquella brisa. Eso me transmitía una amplia sensación de tranquilidad, me hacía sentir de una manera tan especial que hasta me lograba poner de buen humor. Aquel lugar era una especie de bosque en mitad de la enorme ciudad en la que vivía. Estaba llena de árboles muy diferentes y vegetación muy rara para un extrangero. Me fascinaba ver cada tipo de ser vivo que vivía aquí. Eran todos tan puros que estaba seguro de que cuando fuera Dios haría muchos más parques de estos aunque no estaba del todo seguro de si iba a poder frecuentarlos tal y como hasta ahora. Camine con tranquilidad bajo la sombra de los árboles, escuchando los leves sonidos de los animales que vivían allí hasta que frente a mi se presentó un gran árbol, bueno, decir gran tal vez era muy poco. Era increíblemente grande, mucho más que la mayoría de edificios del lugar y mira que estos destacan por ser los más grandes del mundo. Extendí mis alas blancas para poco a poco comenzar a hacer fuerza con ellas, la suficiente para agitarlas haciendo que se presentara una pequeña brisa en el lugar. Fui subiendo esquivando todas las anchas y largas ramas hasta llegar a una cerca de la cima. Era una rama tan ancha que podía caminar en ella perfectamente sin caerme. Me senté en esta soltando un pequeño suspiro de satisfacción ante la ausencia de ruido y personas. Así quería un mundo, y lo daría todo para alcanzarlo.

Saqué la comida de las que no me había olvidado ni un segundo para probarla ansioso. Deje unos segundos aquel trozo en mi boca para poder degustar la nueva explosión de sabores que había en ella. Era una mezcla de cinco sabores muy raros que iban casi al compás, aunque uno podría destacar por encima de ellos conforme pasaban los segundos. Era un sabor- ¿eh? De un momento a otro tenía alguien a mi lado mirándome fijamente. En cuestión de milésimas de segundos ya estaba de pie con una gran pluma en mi mano en pose defensiva. Fue algo puramente instintivo que casi ni cuenta me di pero al momento comencé a sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo por completo, bueno, también iba acompañado de molestia pues se me había caído la comida. Mi mirada fija en él delataba que aquello que había hecho iba a tener consecuencias pero al parecer a aquel le dio totalmente igual pues se tiró de la rama. No entiendo que es lo que suponía que pretendía hacer eso, pero no lo iba a dejar escapar tan fácilmente así que me tiré detrás de él para seguirlo. Apenas me di cuenta de que ahora había adaptado una forma de murciélago ¿Un vampiro? genial, era justo lo que quería. No es que no me gustaran, en verdad solo estoy alerta de ellos cuando estoy cerca de alguno pues no me termino de fiar, aunque sí es uno de los pocos seres a los que apenas les haría cambiar en un futuro, supongo que con un par de normas mar ya estaría todo arreglado sobre ellos.

Lo seguí durante unos minutos con la intención de que al menos me diera una parte del dinero de la comida que había despreciado por su culpa pero antes de que me diera cuenta se había perdido de mi vista. ¿Dónde se había metido? me preguntaba mirando a cada lugar con detalle hasta que escuché una pequeña risa juguetona detrás de unos arbustos. Al instante estuve allí para atrapar al murciélago de un ala. Se sorprendió bastante, hasta emitió un pequeño y gracioso grito del que se avergonzó al momento. Ahí entendió que no pensaba soltarlo hasta que hablemos de lo que acaba de pasar. No tardó en volver a su forma original dejándome ver a un joven sentado en el césped. — Si que eres rápido eh — dijo con una pequeña sonrisa mientras me miraba divertido. ¿Me estaba vacilando? Creo que entendió al momento la expresión de mi cara de que aquello no iba en buen camino así que no tardó en intentar remediarlo. Movió su brazo libre hacia su espalda para tomar algo, no sabía él que era pero también como acto reflejo le di una patada lo suficientemente fuerte como para tumbarlo cosa que este al parecer tampoco se esperaba. Iba a decir algo, posiblemente enojado o confuso pero me adelante pidiéndole que me mostrara lo que había en la mano que había guardado tras su espalda. Este entonces mustio levemente demostrando que no era así como quería hacer las cosas pero como sabía que no estaba en posición de elegir después de esto simplemente lo sacó. Mis ojos se abrieron algo más de lo normal. Tenía la comida que se me había caído tal y como estaba en mis manos, como si no le hubiera pasado nada. ¿Se había tirado a por eso? Al momento me sentí avergonzado de eso, cosa que se notó ciertamente en el afloje del agarre de su brazo. No, no tenía por qué estar avergonzado, después de todo él había sido el causante de eso. Rápidamente me recompuse para dejar el agarre y tomar lo que este tenía en su mano. — Eres alguien duro por lo que se ve – bromeó sacudiendo un poco su ropa e incorporándose mientras me dedicaba una pequeña sonrisa. No es como si fuera a responderle a eso. Aquel chico de cabellos anaranjados y ropa de ninja no me llamaba lo suficiente como para entablar una conversación con él, prefería gastar mi tiempo en otra cosa así que voltee dándole la espalda a este dispuesto a irme sin decir nada más. Sin embargo, antes de que pudiera mover la pierna aquel habló, haciéndome mirar hacia atrás. — Soy Azazel ¿y tú? – Mi mirada delataba que no estaba muy convencido de si responderle o no, no veía por qué hacerlo pero no me quedó más ante aquella mirada suplicante que me había dedicado este. — Asher, ese es mi nombre – dije ahora sí comenzando a caminar hacia el mismo árbol en el que había empezado todo esto. Pude ver por el rabillo del ojo como es que este iba a levantarse para acercarse a mí y posiblemente seguir hablando así que lo detuve al momento. — No me sigas o alertará a la policía. — Ahora sí, con el rendido e incrédulo ante mis palabras me fui a aquel lugar mencionado a finalmente terminar con aquella comida que ya tenía que estar más que fría.

(Las plumas de las alas de Asher se afilan como si fueran cuchillos cuando las quita de sus alas. Son armas en sus manos pero en las de otras personas se vuelven como una pluma normal y esponjosa. Algo así como las de Hawks de Mha)

No debí mirarteWhere stories live. Discover now