Cap 2

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Tal y como lo había planeado, Alma dió la orden a sus hijos de ir al pueblo a cumplir con sus deberes y que llevarán a sus nietos con ellos.

A las únicas personas que no les había dicho algo eran Pepa y Félix, tenía otros planes para ellos.

La mujer regreso a ver la vela la cual se encontraba con su llama un poco apagada.

Alma: Debo salvar el milagro....

Con la ayuda de casita subió hasta la habitación de su hija para iniciar su plan.

Pepa y Félix se encontraban durmiendo en su habitación con su pequeña hija en medio, habían estado casi toda la noche consolando a su mariposa e intentando borrar el amargo recuerdo que ahora tenía la menor.

Félix se despertó al escuchar algunos golpes en la puerta, con cuidado de no despertar a sus dos amores se levantó y fue hacia la puerta de la habitación para abrirla.
Hizo una cara de molestia al ver a su suegra parada frente a el con una sonrisa.

Alma: Félix, por favor llama a Pepa, necesito hablar con ustedes

El hombre simplemente asintió para luego cerrar la puerta al ver como la mujer se retiraba del lugar, presentía que su suegra se traía algo entre manos pero solo se limito a despertar a su esposa e informarle sobre la situación.

Pepa sin poderlo evitar formó una nube encima de ella, su esposo se agachó para sostener sus manos, demostrándole que no importaba lo que Alma dijera, que el siempre estaría para ella y para su hija, que no pensaba permitir que algo malo ocurriese.

Ambos se cambiaron y bajaron, solo para encontrarse a la matriarca de la familia con una sonrisa.

Alma: Querida, deseaba conversar con ustedes

Lo rostros de la pareja cambiaron rápidamente a una expresión confundida, era raro para ellos que Alma actuará de esa forma.

Alma: Les parece si me acompañan a dar un paseo corto?

Pepa miro a su esposo, sentía que algo se encontraba fuera de lugar y Félix se lo confirmo.

Pepa: Madre, lo siento pero no podemos ir
Alma: Pepa, querida, deseo conversar de algo muy importante con ustedes

La pareja entrelazo sus manos, dándose apoyo mutuamente, ambos se sentían en peligro, como si algo grave estuviera a punto de pasar frente a ellos.

Félix: Iremos por nuestra hija y—
Alma: Creo que es mejor que Mirabel no esté presente

Una señal, el tema trataría de Mirabel, Félix sintió como su esposa ejercía algo de fuerza en su agarre al mismo tiempo que la nube sobre su cabeza empezaba a soltar nieve.

Félix: Pepi amor, tranquila, por nuestra niña amor

La mujer inhaló y exhalo para luego asentir.

Pepa: Le diré a Bruno que—
Alma: Le pedí a Julieta que cuide de Mirabel, no te preocupes.

Pepa miro sorprendida a su madre, Alma nunca, pero nunca se había metido en algún asunto sobre la protección de Mirabel, siempre veía lo malo en la pequeña pero nunca lo bueno.

Alma: Vamos?

La controladora del clima dudaba en si aceptar la salida de su madre fuera buena idea, pero, tal vez, su madre había cambiado de parecer.
Pepa tenía esperanza en que su madre cambiara así que miro a su esposo el cual asintió.

Pepa: Está bien, iremos

Ambos estaban confiados en que de verdad Julieta cuidaría a Mirabel, si tan solo supieran que no había nadie más en la casa y que estaban por dejar a su hija sola.

Mi amada hija Donde viven las historias. Descúbrelo ahora