Calma antes de la tormenta

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Cuando Joseph regresó al lado de la mansión de los cazadores Mary corrió hacia él, planeando preguntarle cómo había ido el juego. Al menos, ese era el plan, una vez que vio el resultado claramente escrito en el rostro de Joseph, lo pensó mejor y se hizo a un lado.

Joseph ni siquiera la miró, caminó directo a sus aposentos y cerró la puerta con una fuerza inhumana.

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Cuando Aesop regresó, Eli, Andrew y Vera lo estaban esperando. Andrew ya les había contado lo sucedido y nunca culpó a Aesop por ello. Aún así, cuando Aesop los vio a todos con expresiones tristes, rápidamente miró hacia abajo y comenzó a caminar hacia su habitación.

—Aesop, espera... —llamó Eli, sin perderse los ojos rojos del embalsamador. Agarró la muñeca de Aesop sin mucha fuerza, pero eso fue suficiente para que se detuviera.

—No fue tu culpa. —Dijo rápidamente, siendo capaz de leer los pensamientos de Aesop.

Aesop ni siquiera podía mirar a Eli a los ojos. —Lo siento mucho.

Eli negó con la cabeza. —Me había olvidado de la build de Andrew también, no te preocupes. —añadió con una sonrisa tranquilizadora. —Vamos a intentarlo de nuevo en el próximo juego, todavía tenemos hasta mañana.

—Pero no sabemos si nosotros... —comenzó Aesop, pero no continuó. Dudaba que lo emparejaran con Joseph nuevamente, o fuera llamado a un juego en absoluto. Pero tal vez Eli tenía más suerte, si solo tuviera que besar a un sobreviviente, podría hacerlo en cualquier partida.

—Tienes razón, todavía tenemos mañana. —Aesop sonrió débilmente al Vidente, la idea de que Eli tuviera la oportunidad de vivir le dio una luz de esperanza, pero no lo suficiente como para estar de buen humor. —Yo... te veré más tarde, quiero estar solo en este momento.

Eli asintió, no queriendo presionar a Aesop más de lo necesario. Con un corazón pesado, lo dejó ir. De vuelta en el juego, había besado a Aesop y le dijo que le explicaría todo más tarde, pero ahora no era el mejor momento.

Una vez más, el destino parecía estar en contra de sus deseos más profundos.

Eli permaneció un rato en medio del pasillo, perdido en sus pensamientos. Brooke, al observar la preocupación constante de su dueño, tiró de un mechón del cabello de Eli para llamar su atención.

—Ah, Brooke... Parece que tengo que hacer mi deducción por segunda vez, pero dudo que pueda volver a ser tan egoísta. —dijo, con una sonrisa tímida. —Realmente no me importa lo que me pase a mí, pero espero que Aesop pueda terminar su deducción, sea lo que sea.

Brooke casi lo pincha en el ojo.

—Auch- ¿Brooke? ¿Qué esta pasando?

Brooke siguió haciendo ruido, batiendo sus alas en la cara de su dueño.

—¿Dices que debería preocuparme más por mí mismo? —tradujo Eli, protegiéndose la cara con las manos. —¿Que me estoy perdiendo el sentido de ser egoísta? Pero eso es lo que-

—¿Eli? ¿Estás peleando con Brooke? —llamó una voz detrás del Vidente.

Eli se dio la vuelta y jadeó. —¡Naib! ¿Qué le pasó a tu frente?

Naib gimió y cerró los ojos. —Campbell.

—Ah... comprensible.

—¡No lo reconozcas tan rápido! —el mercenario se quejó. Luego, al notar el comportamiento extraño de Eli, preguntó; —¿Qué haces aquí solo?

—...Estaba teniendo una visión.

—Eres un mentiroso tan pobre.

—Jaja —Eli se rascó la nuca avergonzado. —Estaba pensando en el futuro, no pude terminar mi deducción en el juego de hoy.

¡Quema esta carta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora