20.

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DANIEL POV (otra vez jiji)





La observo con una sonrisa cuando se revuelve el vestido color lila nerviosa, se pasa las manos por el cabello acomodándose los mechones a la parte de atrás mientras se sigue observando en el espejo seguramente asegurándose de que se vea perfecta.

Aparco el McLaren gris y me giro a verla.

No he podido dejarla de mirar, no cuando fue tan mía hace solo unas horas y ha estado tan cariñosa, tan tierna, tan pegada a mi.

Estoy enamorado de ella.

"Oye". La llamo, se gira a verme y alza las cejas esperando que continúe. "Saldrá bien".

"Siempre con positividad Daniel Ricciardo". Me dice con algo de inquietud en su voz, no espera a que le abra la puerta del auto porque sale primero que yo. Me resisto de desviar la mirada para recorrer su cuerpo el cual ya me he repasado unas 14 veces desde que se subió a mi auto hoy.

Las ventajas de estar en Londres y trabajar para McLaren era que podía recoger este en cualquier momento.

Amaba los regalos del trabajo.

Salgo del auto y me acomodo la camisa blanca antes de ponerme el saco, sonrio y entrelazo mi mano con la de ella. Pero sigue inmovil, hago una mueca y me inclino para poder besar sus labios.

Su boca se entreabre enseguida y sonrió entre el beso antes de elevarla un poco del piso para poder sentarla sobre el capo del auto. Abre sus piernas y me permite acomodarme entre ellas, recorro mis manos por su cintura y aprovecho para bajar sus labios al cuello, lambo y beso su cuello antes de detenerme cuando ella levanta mi cara volviendo a estampar sus labios con los míos.

"Basta Ricciardo". Su sonrojes se hace presente cuando me mira con ojos de cachorrito, se que está avergonzada y también se que aun no ha encontrado las palabras para decirme algo después de lo ocurrido.

Y yo solo me he dedicado a decirle que la quiero y que mi corazón late como loco cuando la siento solo a ella.

Le guiño un ojo y la aprieto contra mí antes de ponerla en el piso nuevamente. "Es hora".

Sonrio como un estupido cuando me jala contra ella y besa mis nudillos. Los nervios me consumen igual o incluso más que ella cuando nos adentramos a la casona que esta repleta de gente donde un mozo en la entrada nos recibe y se asegura de que ella esté en la lista, me remuevo incómodo cuando las miradas se posan en nosotros.

Me imaginaba que la familia de los Row era de dinero pero jamás creí que de tanto.

¡Oh vamos! Sabía que Gigi había nacido en una cuna de oro. Y por los comentarios que Lando me había dicho sabía que no exageraba.

Hay un pequeño trío de cantantes sobre un pequeño foro tocando música suave, esculturas de hielo y no era una broma cuando Gigi mencionó algo acerca de los códigos de vestimenta.

Su mano se aprieta contra la mía y sonrió orgulloso cuando levanta la cara y entra al salón, reconozco inmediatamente a la mujer que nos ha visitado en Mónaco y que tiene días atormentando a mi chica vestida con un vestido rojo que llega hasta el piso, eleva una de sus cejas y sus ojos azules nos escanean de arriba abajo mientras finge prestar atención a la gente que está a su alrededor.

No importa lo famoso que sea, el dinero que gane al año, que tenga una de los mejores merch en el mercado. No importa cuantas búsquedas arroje google en 0.0019s cuando alguien pone en el buscador mi nombre.

Todo eso se vuelve insignificante ante esta gente.

De hecho nadie parece asombrado de que yo esté aquí.

ENCHANTÉ / DANIEL RICCIARDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora