26.

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"Oye". Me llama. "¿Estás segura de que quieres ir tu sola?".

Daniel tiene el gesto preocupado en su rostro, aparca afuera de la reja para entrar a la casa de mis padres y con una mueca apaga el auto.

"Si". Susurro.

Venir a Londres con Daniel es la oportunidad perfecta para ver a mi madre y por supuesto aprovecho para saludar a mi papa.

Después de pasar la bochornosa situación de que mi tarjeta haya sido declinada por cancelación esto era el colmo.

¡No podía dejarme sin dinero!

"Tengo que hablar con ella". Me miro por última vez en el espejo del visor del auto de Daniel, me acomodo el cuello de mi blusa de gasa en color beige y me aseguro de que mis botines estén bien abrochados.

El frío es impresionante.

"¿Me das un beso antes de que me ponga gloss?". Pregunto tímidamente.

Daniel carcajea y asiente, desabrocha el cinturón de su asiento y se inclina hacia mí, sus manos toman con delicadeza mi rostro y sonrió tontamente cuando sus manos toman mis mejillas.

Suspiro cuando su boca toca la mía y dejó que su lengua delinee mis labios suavemente.

El beso no dura mucho, cuando la puerta de mi casa se abre me digo a mi misma que es hora de bajar.

Una de las sirvientas de mi madre sale con una bolsa en mano seguramente lista para hacer las compras.

"Estaré en el circuito". Me dice. "Tengo una junta con Zack y soy el ultimo en entrar a las conferencias.. no se si pueda venir por ti preciosa".

"Llamaré a Lando". Le digo.

Daniel asiente y vuelve a dejar un beso sobre mis labios.

"Con cuidado". Murmura. Abro la puerta del auto y le guiño un ojo para bajar del precioso McLaren que tiene aquí.

O según él. Su nuevo regalo del trabajo.

El portero como es costumbre cuando vengo me recibe con una adorable sonrisa, caminó lentamente, tomándome mi tiempo por el jardín mientras retoco mis labios con el gloss rosado.

El montón de flores estaban en su máximo esplendor, la fuente como siempre estaba encendida y no era de extrañar que más de algún jardinero estuviera haciendo su deber. A Carlota le encantaba tener todo en orden.

"Pensé que te habías olvidado de la dirección de tu casa". Escucho la voz de mi madre justo antes de llegar a las escaleras.

Me volteo y le doy una sonrisa torcida al verla, trató de disimular mi ceño confundido al no verla con sus usuales trajes gucci ni sus jimmy choo. Trae puesto un pantalón de chándal y una sudadera que estoy segura jamás le he visto usar.

"¿Llegaste hoy?".

"Si... eh. No, llegamos ayer". Respondo tranquilamente.

Sube las escaleras hasta llegar a mi lado y me analiza fijamente, eleva sus cejas un par de veces y se acerca a envolver sus brazos en mi.

Me quedo completamente estática, inmovil por su actitud.

"¿Sigues con Daniel entonces?". Pregunta mientras abre la puerta.

Frunzo mis labios y asiento torpemente. "Si".

"Ya veo...". Deja que pase detrás de ella y no espero a que me lo diga, la sigo hasta que entramos al despacho. "Supongo que necesitaré más que un matrimonio para alejarlos ¿no?".

ENCHANTÉ / DANIEL RICCIARDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora