Después de una breve deliberación la pareja se decantó por hacer algo sencillo, ambos se movían por la cocina buscando los ingredientes, cortando y cocinándolos como si lo hubieran hecho miles de veces. Los ojos de Volkov repasaron varias veces el perfil de Horacio asegurándose que aquella escena no era solo un simple producto de su imaginación, él estaba allí, con aquella sonrisa que tanto le gustaba, con sus gestos de concentración por momentos, se encontraba a su lado, ofreciéndole miradas cómplices de vez en cuando, compartiendo una actividad tan cotidiano que por momentos le asustaba.
A Viktor le costaba en ocasiones no asociar a Horacio a su género de alfa, pero era en esos momentos, donde Horacio se mostraba tan cómodo a su lado, sin siquiera mostrar su parte dominante, donde ambos realizan una tarea que en su antigua vida se asociaba simplemente a los omegas, que se siente bien, que deja ir esa parte que lo mantiene atado y simplemente disfruta de la cercanía que el moreno le ofrece, aunque sea solo por algunas horas.
Una vez la cena esta lista ambos toman asiento frente a frente, Horacio lo observa y la comisura de sus labios se levantan ocasionando que un pequeño hoyuelo se asome en su mejilla derecha, la mano del de cresta es extendida tomando la de Volkov que se encontraba posada sobre la mesa. Ambas entrelazan sus dedos, el peligris no puede evitar sonrojarse ante aquel acto inocente, pero que se le hace demasiado íntimo teniendo en cuenta que solo están ellos dos en la casa.
- Creo que a esta mesa le falta algo – murmura Horacio soltando la mano del ruso para levantarse y salir en dirección a la sala volviendo minutos después.
El de cresta lleva en su mano unas velas que coloca en el centro de la mesa con algunos centímetros de distancia una de la otra, Volkov lo observa sorprendido, sin saber realmente si decir algo o mantener aquel ambiente en el que sus miradas eran las que hablaban, en donde sus ojos no dejaban de transmitir la cantidad de sentimientos que el moreno generaba en él y donde el contrario le demostraba que lo que tenían iba más allá de un enlace alfa-omega, era una conexión casi única.
Horacio se dejó caer sobre la silla nuevamente volviendo a su postura anterior de tomar la mano del ruso, acariciando esta con sus dedos. La comida reposaba en sus platos aún sin tocar, pero aquello poco les importaba cuando estaban sumidos en su propio mundo, dejando que el roce de sus pieles activase parte de sus sentidos, permitiendo que poco a poco sus feromonas se hicieran presente dejando un intenso aroma a canela y menta en el ambiente, logrando que sus cuerpos se deleitaran con él.
Volkov suspiró notando como su cuerpo comenzaba a inquietarse a medida que Horacio dejaba libre sus feromonas y veía como los ojos del alfa comenzaban a oscurecerse por la excitación. Sintió como su piel comenzaba a arder, como cada bello de su cuerpo se erizaba ante la expectación de lo que podría suceder a continuación, como el corazón se le aceleraba con cada nueva caricia del de cresta sobre su mano.
Cerró los ojos concentrándose en el tacto, en el olor, permitiendo que fueran estos los que le hicieran ver más allá, se permitió solo sentir, apreciar el roce de la áspera piel del moreno subiendo lentamente para luego volver a bajar.
De repente ya no estaba sentado en una silla dejando que su pareja acariciara su piel, de pronto, todo se volvió más oscuro, mas sombrío, su casa ya no era su casa, sentía las voces, los murmullos que hablaban a sus espaldas con desprecio, las risas y los golpes, aquellos que por un momento había olvidado, sintió el dolor.
Sus latidos continuaron aumentando en velocidad, ya no sentía el toque de Horacio, su mano comenzó a temblar, al igual que sus piernas, el calor ya no lo rodeaba, en cambio, se hacía presente el frio invernal.
Era consciente de que ya no estaba allí pero no podía evitar recordarlo vívidamente y eso hacía que sus lagrimas salieran, fue allí donde Horacio se dio cuenta que algo iba mal, a juzgar por lo pálido de su piel, los temblores de su cuerpo, el llanto y la respiración pesada podría decir que estaba atravesando un ataque de pánico.

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Ωmega
FanfictionViktor Volkov es un omega con un hijo al cual criar, no tiene tiempo para los alfas, sobre todo, por que su odio a ellos es mayor que cualquier atracción. ¿Qué pasará cuando se encuentre con un insistente y particular vecino alfa?