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Después de una larga práctica, estábamos tirados en el suelo con una expresión divertida
—entrenar con ustedes es divertido—Comenta la castaña notablemente cansada de tal práctica
Quedamos con los chicos de ir a comer
Esta semana me la he pasado super bien me alegra mucho haber encontrado amigos como los que tengo ahora, aunque no son exactamente de mi misma edad, a excepción de miya
—oye come más despacio—dice con disgusto miya
—Dejame comer en paaz— dice reki con la boca demasiado llena
—no te llenes la boca así!!—oh oh ahora miya ya se enfado — las hamburguesas tienen muchas calorías! Deberías comer menos de esas cosas!—
—miya no te enojes tanto, haci pareces un gato muy tierno—le digo para que se le pase un poco el enojo
—claro que no parezco un gato.—
—yo creo que sí.—
—Emiko tiene razón, pareces un gato!—Dice reki
—que no!—
—Claro que tengo razón—
—no, no parezco un gato—
—Si—
—No—
—Si—
—Que no!—
—Que si!—
—Pues tu pareces un.... Un un conejo!! Por tus cachetes— ¿Que?
—Deja mis cachetes!!—
—jajajajja ahora que lo menciona miya, es cierto, Emiko parece conejo—
—No es cierto!—
...
NARRADORA:
—No es cierto!— la única chica del grupo termina disgustanda con eso
—Adorable—dice en un susurro el pelinegro
—mmh? Dijiste algo miya?—
-—qu-e ves que si, ya se te inflaron los cachetes!—intenta disimular su nerviosismo el chico gatuno
Sin prestar atención al alrededor, los menores del grupo siguieron conversando/discutiendo sin darse cuenta que los mayores los estaban observando y en sus mente pasaba lo bien que se llevaban aquel par de jóvenes
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