Música recomendada:
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El ambiente en la habitación era cálido y ligeramente húmedo.
Ropa esparcida por el suelo al rededor de la cama, denotaban claramente lo que había acontecido hacia tan solo unos minutos.
Y aunque la leña de la chimenea prácticamente ya se había consumido, el calor no se alejaba del lecho donde Harry y Draco yacían juntos. Siendo Harry rodeado por los brazos de su "marido", sintiéndose feliz y pleno ahora que su marido por fin lo había hecho suyo.
El pelinegro le daba la espalda, sintiendo agradable el calor del otro en su espalda. Mientras que Draco, pese al miedo que tenía encajado en la boca del estómago, ahora que el momento pasional había terminado; se sentía en el paraíso ahí recostado manteniendo su rostro escondido en la hendidura de la nuca de aquel joven, mientras este permanecía tranquilo entre sus brazos.
— Ahora sí soy un plebi.— comentó Harry dentro de su ensoñación.— Un esposo de verdad.— Draco hizo el ademán de levantarse mientras el chico se mantenía dándole la espalda, pero al sentir su intención, el ojiverde detuvo a su pareja.— No te levantes todavía, espera un poco por favor.— pidió Harry. Draco se volvió a acurrucar junto al joven.— Me gustaría que fuéramos a pasar unos días a la granja de mi tío Sirius, solos tu y yo, podríamos pasear por los prados o bañarnos en el río.
Draco aferró la delgada figura de aquel jovencito aún mas y se imagino haciendo todo lo dicho por pelinegro, dejando que la fantasía nublara unos segundos más su mente.
— Nunca te lo he dicho pero.— una sonrisa coqueta se dibujo en el rostro de Harry.— Me gustaba bañarme sin ropa, sentir el agua y el viento acariciar mi piel.
El rubio, sintiéndose aún más culpable por lo abierto que se estaba comportando aquel joven ante el que él creía era su marido, terminó por salirse de la cama dándole la espalda.
— ¿Te molestó lo que dije?.— preguntó Harry preocupado por haberse visto muy atrevido ante su marido, después de todo, no era bien visto que los plebi se bañasen sin una camisola. Asustado, Harry observó a través del tul de su cama, como "su marido" tomaba su camisa para luego aventarla al piso molesto.
— No soy tu marido. — decidió confesar Draco de una vez.
El efecto fue inmediato, Harry arrancó una de las sábanas de su cama y se cubrió mientras salía aterrorizado del lecho.
— No te asustes, no voy a hacerte daño.— Harry trató de salir del cuarto y gritar por auxilio, pero, Draco logró atraparlo y cubrirle la boca.— No quiero que grites, afuera de este cuarto está un criado tuyo con mosquete listo para matarme; estoy aquí por orden de tu suegro y con el permiso de tu marido.— aquellas palabras congelaron a Harry.— ¿Sí?, no soy un demente, como Cedric no puede cumplir contigo a tu suegro se le ocurrió que yo podía sustituirlo; no era mi intención, pero las cosas se dieron de otra manera.— susurraba Draco intentando evitar que el mozo fuera a escuchar los quejidos del joven.— Terminé perdiendo la cabeza y te ruego que me perdones.— Harry volvió a sacudirse intentando sacarse del agarre de aquel extraño.— Quédate quieto, no quiero lastimarte.— Draco con poco esfuerzo medio cargo al chico cerca de la ventana.— No te voy a hacer nada, ¡lo único que quiero es marcharme de aquí.— Draco acorraló al jovencito contra uno de los poste de la cama.— Hay dos opciones, ¿entiendes?, ¿o te amordazo o te amarro?, ¿la segunda, verdad?— Harry asintió con la cabeza comenzando a llorar.— Así vamos a poder hablar como gente civilizada, ¿seguro que no vas a gritar?— Harry volvió a asentir, por lo que Draco quitó su mano de la boca del pelinegro, y en efecto, él no gritó; así que seguro de no haría ruido, el rubio comenzó a amarrar al chico al poste con una de las sábanas imposibilitando que este viera su rostro.— ¿Siempre atrancan la puerta por las noches?
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Alborada
Romance- ¡Padre!..... ¡pero lo que usted propone......! - exclamó Cedric indignado. - ¡¿Se te ocurre alguna otra cosa?! - respondió Amos harto de la actitud de su hijo. - ¡¿Quieres que lo que se murmura, se grite a los cuatro vientos ?! [...] No vo...