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—💭—


No se le ocurría qué responder. No tenía ideas, su mente estaba en blanco.


—¿Quién eres? ¿Qué es esto? —dijo rápido, sin si quiera saber cómo había logrado formular aquellas pequeñas preguntas tan significantes para él.


Las preguntas tardaron en ser contestadas. Demasiado siendo complemente sincero con su alma.

—Soy tu esposo. O, bueno, era. ¿O soy? —el nerviosismo se apoderaba tan rápidamente de aquel chico de cabellos negros que hasta el más tonto se daría cuenta.


Simplemente bajó la mirada hacia su mano, no observaba ningún anillo y eso lo hizo dudar de aquellas nerviosas palabras dichas por el muchacho.

—Perdiste el anillo en el accidente —aclaró al observar sus movimientos.


Quedó algo perdido por un segundo, pero retomaría sus preguntas tarde o temprano.


Se sentía guiado por hilos, un mismísimo títere en vida y no entendía por qué. Todos los movimientos que hacía no eran planeados, simplemente eran espontáneos. Solo su cuerpo sabía lo que hacía, solo su cuerpo recordaba.


—¿Qué accidente? —preguntó girando la cabeza con una lentitud algo aterradora—No me gusta preguntar demasiado, sé más específico con las cosas, me molesta que no lo seas.


Le molestaba ser tan directo, pero no podía controlarlo.

Su piel se erizó cuando notó que aquellos ojos vacíos lo observaron detenidamente.


—Sí, sé que te gustan las cosas claras y sin rodeos. Solo necesito que me entiendas —suspiró entrecortadamente.


—Estábamos de luna de miel, rentamos un barco para navegar por el mar unos días y bebimos mucho, demasiado en realidad. Te perdí unas horas, no te podía encontrar, así que encendí el barco y comencé a mirar por las aguas mientras andaba, para encontrarte —su voz se quebraba con cada palabra y las lágrimas amenazaban con salir tan rápido y fuerte como una catarata—Estaba en un estado de desesperación grave, ¿Sabes? Es difícil imaginarte qué le pudo haber pasado a la persona que más amas en un mar. Luego de unos minutos, sentí como el barco golpeó contra algo, y al fijarme, simplemente vi sangre en cantidades, pero no a ti —las lágrimas comenzaron a salir—Y luego simplemente apareciste flotando en el agua, boca abajo, completamente inconsciente. Las aspas del barco habían cortado una parte de tu cabeza, a simple vista solo parecía un poco, pero dañó más que eso —continuó explicando como si aquel relato fuera algo tan imposible y doloroso de contar—No quiero dar detalles, Sunoo. Quedaste en coma tres meses, me dijeron que no ibas a despertar jamás y simplemente tomé la decisión de desconectarte, esperando un milagro. Y aquí está mi milagro.



Se llamaba Sunoo. Sonaba como un lindo nombre. Acorde a su aura.

No sentía absolutamente nada, simplemente vacío. Aquel relato lo había dejado tan pensativo que no sabía qué más hacer.


—¿Las personas que huyeron eran familia mía? —preguntó sin importarle las lágrimas que derramaba aquel muchacho de estatura algo mayor a la de él.

—No, eran personas de la iglesia que vinieron a presenciar tu funeral para que el señor te pueda encontrar en el cielo —contestó secándose las lágrimas—Solo tenías a tu mamá y abuela, lamentablemente ambas murieron hace dos años a causa de un tiroteo en un supermercado.


Aquellas palabras habían entrado a lo profundo de su corazón y retumbaban tan fuerte que lo hacían sentir angustiado. Supuso que era porque aquellas dos personas eran muy especiales en su vida, y ojalá fuese así.


Amar le llamaba la atención.


¿Qué era amar?

Love me, mon amour¹ - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora