20

672 69 18
                                    

—💭—


Y sin más, despertó.


Los rayos de luz entraban sin cuidado alguno por el gran ventanal de aquella vacía habitación.


Era blanca, puramente blanca. Apenas podía ver y a penas se podía mover.


¿Qué había pasado?


No podía girar la cabeza, no podía mover los brazos. No podía hacer nada.


Escuchó cómo una máquina comenzaba a hacer un estresante pitido cada vez más rápido y eso lo ponía nervioso, pero solo podía observar el techo blanquecino.


Sunoo..


¡Sunoo!


—Sunoo.. —susurró con la voz sumamente apagada, a penas audible.


Sintió unos rápidos pasos acercarse a él, resonaban en el suelo y eso era algo que también lo estresaba bastante. Todos los sonidos eran horriblemente lejanos, distantes, vacíos.


—Permanezca quieto, señor Kim —pidió amablemente una hermosa chica vestida de azul, su ropa era la de una enfermera, así que no le cabía duda de que estaba en un hospital.—Ha sido muy duro que despertara, es todo un dormilón. En unas horas le cambiaremos el vendaje y en una semana ya podrá volver a su hogar —explicó mientras regulaba el líquido del suero.


—¿H-he sobrevivido? —preguntó incrédulo en un hilo de voz.


La muchacha le regaló una sonrisa.


—Solo ha sido una caída por las escaleras, no demasiado grave, ha estado dormido estos últimos dos días por los analgésicos que le hemos administrado a pedido de su esposo —comentó—Hablando de él, su esposo está en la sala de espera, lo haré pasar.


¿Escaleras?


¿Esposo?


No encontró explicación alguna para el revuelo de emociones que sentía en su interior.


¿Cómo pudo Sunghoon sobrevivir?


No entendía la emoción que sentía por volver a verlo, por tocar su piel, por preguntarle si estaba bien. ¡Él lo había herido! No entendía la confusión que su corazón sentía.


Seguía sin poder voltear demasiado, a penas veía y no saber qué sucedía a su alrededor era una de las cosas que más detestaba.


Se sentía otra persona, no era el mismo desde el disparo y no entendía muy bien el por qué.


Eran demasiadas preguntas y escasas respuestas. Otra vez no sabía absolutamente nada.


—Tome asiento, ahora mismo acomodaré al señor Kim para que puedan charlar cómodamente —dijo y se acercó a la camilla donde él permanecía y con un tacto suave, levantó su cuello para acomodar su almohada y con un botón cercano a la camilla, lentamente hizo que esta subiera.

Love me, mon amour¹ - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora