Alas grandes y brillosas, piel color negra y suave. Ojos que reflejaban envidia, sufrimiento y venganza. Una cicatriz adornaba en sus labios y otra en su pecho. Las batallas de su esfuerzo eran demostradas en la forma en que las personas lo rodeaban, el flash de cámaras y gritos. Todo eso ya no importaba porque ahora se enfrentaba con lo que había dejado en lo más detrás de su mente, su depresión, su pensamientos suicidas, y su ansiedad, eran enfermedades mentales que después de todo seguían ahí. Todo estaba devolviendo y no sabía cómo dejarlo en lo último de su mente, en lo oscuro. Lo único que pudo hacer fue tomar, hundirse en el alcohol, porque haciendo eso hacía dejar todo atrás. Después de un tiempo dio su renuncia, supo que no podía más, se dio cuenta, cuánto sufre una persona que lo persigue la fama y él no estaba dispuesto a dar su vida por tal cosa.
