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Chapter one, season one

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Chapter one, season one











































Sentir tu corazón latir a mil por minuto mientras sostienes aquella carta de amor, dudando si deberías esconderla y romperla luego o darla sin pena alguna a tu amor no correspondido, es algo que te colocaba en un dilema mental. Más aún si los pocos amigos que tienes te están insistiendo en que deberías hacerlo sabiendo que algo podría salir bien y mal al mismo tiempo, más aún si aquel amor no correspondido era el chico al que todos conocían en el instituto.

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Despertando con la alarma sonando a las cinco de la mañana y los ladridos de los perros sonando en las calles, un bostezo y un simple aviso a su madre de que ya era hora de prepararse para ir a la escuela.
Kang Eunyeong sacó su uniforme con pesadez debido al sueño y la flojera combinadas en su sistema y cuerpo, sus ojos pesaban y se cerraban cada que podían, pero aún así debía aceptar que la escuela era lo principal.

Pantalones listos, playera negra y su cabello recogido en una coleta, era algo que la identificaba. Sacudió su cama y la arregló correctamente sino quería que su madre la regañara como si de una rutina se tratase, cepilló sus dientes antes del desayuno y después de éste.

Su padre también preparándose igual y con su rostro serio al igual que todos los días, profesor de matemáticas en la universidad y siempre estricto y con buenos consejos. Cuando Eunyeong necesitaba ayuda, no había duda alguna que él siempre estaría ahí para apoyarla. A pesar de ser una familia de tres, siempre había cariño y amor en todos lados, eso era algo que nunca faltaba.

Minutos después:

El reloj marcando ya las seis con quince minutos, la familia de tres salió apresurada con maletas y almuerzo para el primer día de la semana, no sin antes haber revisado el horario y haber preparado todo correctamente.

Subieron a su auto, ella colocó sus audífonos y sus padres el radio en la misma estación de noticias del país, que  tanto les encantaba escuchar. Rutina de todos los días, excepto fines de semana claro. Por la carretera en la cual solo se hacían menos de treinta minutos y llegaban justo a tiempo, minutos antes de que la puerta del instituto abriera.

Eunyeong y su madre se quedaban solas en el auto mientras su padre caminaba con dirección a la universidad que quedaba a unas cuantas calles del instituto de ella. Hablaban amenamente mientras escuchaban música, siempre unidas, con diferencias una de la otras, pero nada del otro mundo.

—Ya llegó, mira mamá ya llegó

La madre desvío la mirada al auto gris del cual bajaba aquel chico con sudadera y deportivos que los hacían ver aún más alto de lo que ya era, sabía que a su hija le gustaba aquel chico desde incluso los últimos años de primaria.

—¿Aún te sigue gustando?

Eunyeong se quedó callada mientras ocultaba su sonrisa y asintió lentamente mordiendo una de sus uñas haciendo que su madre le diera un golpe en la mano.

—Ya te dije que no te muerdas las uñas, no seas malcriada

—Estoy nerviosa eso es todo, déjame en paz

—Lo ves todos los días, no es nada del otro mundo, además no entiendo que le miras, a simple vista parece un mujeriego rompe corazones; tan solo recuerda cuando entraste a secundaria, tenía novia y luego en segundo año otro y hasta tercero tuvo otra

—No tienes que decírmelo todo el tiempo, es molesto

Sabía que su madre la quería mucho y no quería que terminará con él corazón roto, lo que ella no sabía es que, Eunyeong ya tenía el corazón roto y eso había pasado hace ya varios años, cuando había decidido decirle sus sentimientos a aquel chico haciendo que todo terminará en tragedia y sintiera un vacío en su pecho cada que lo veía.

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Mitad del día de escuela, era hora del almuerzo y como siempre ella tomaba el suyo de su maleta para encontrar a sus amigos fuera del aula y así pasar el poco tiempo que les daban con ellos.
Dos mujeres y un hombre, el trío de amigos eran los más fieles que ella podía haber encontrado y que hasta ahora la habían apoyado cuando su situación se presentó.

—Hasta que sales, ya te íbamos a dejar para almorzar sin ti

—No le hagas caso y tu Donghyuk será mejor que te calles

—No me culpes Irene, mi estómago ruge desde que salgo de mi casa, mi familia no me alimenta

Dieron una leve sonrisa y comenzaron a bajar las escaleras del edificio en donde los salones se encontraban, siempre se sentaban en el mismo lugar de siempre, aquella jardinera donde la sombra era buena y que además dejaba ver a aquel chico riendo y haciendo de las suyas con las chicas a su alrededor.

—Parece que te gusta sufrir, ¿no es así?

—Ni que lo digas Irene, tan solo mírala, de milagro no se le sale la baba

Eunyeong miraba discretamente al chico de espaldas con la playera ajustada a su torso y unos pantalones deportivos. Parecía como si su felicidad se manifestara cada que lo veía, pero sabía que además de felicidad tambien estaba aquel vacío en su pecho y presión. Sus recuerdos no se borrarían en un segundo y a pesar de que aquel incidente haya pasado hace tres años, sentía como si hubiera pasado hace un par de horas, cuando su vida cambió.

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—Vamos Eunyeong, ¡tu puedes hacerlo!

Yuna (su segunda amiga) le daba apoyo mental mientras que Irene apoyo físico y bueno Donghyuk solo comía un poco de su bolsa de papas fritas con picante.
Con la carta en sus manos y el valor, el poco valor que había tomado, camino con dirección al asiento de aquel chico que tanto le gustaba. Escondiendo el objeto en uno de sus libros y casi corriendo debido a que la campana había sonado unos segundos atrás, Eunyeong la dejó y camino tranquilamente a su lugar con el corazón en la boca.

Había cincuenta por ciento de probabilidad de que algo saliera bien y mal. Aunque está vez, la suerte no estaba de su lado.






Still loving you [Jung Jaehyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora