Still loving you [Jung Jaehyun]

5

Chapter five, season one

La tristeza de la chica aún seguía reflejada en sus ojos, pero al menos había parado de llorar y eso en cierto punto aliviaba a los tres (Yuna había llegado después).
Eunyeong no había dicho nada, no comentó lo que había sucedido, guardó todo como siempre, no se molesto ni siquiera en contarlo.

—Eunyeong, ¿que pasó? Dinos qué sucedió

—No es nada importante, sólo............ una tontería

—¿Una tontería dices? Una tontería que te hizo llorar como margarita toda la mañana

—Estoy bien, solo necesito aclarar mi mente

Ellos no insistieron más y se sentaron junto a ella. La chica solo suspiró y sacó sus libros necesarios para la clase que seguía, miró su mano vendada una vez más y su vista comenzó a nublarse un poco solo escuchando los llamados de sus amigos.

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El sol reflejando sus ojos y aquel lugar que le resultaba tan familiar se hizo presente de nuevo en su mente, aquella escuela con tres edificios y varias aulas en éstos. Donde había pasado una de las *mejores* etapas de su vida, en la que había hecho unos pocos amigos y que había compartido momentos buenos y malos con Yoonoh.

Parecía un sueño de nuevo, pero al ver como el escenario cambiaba y ahora se encontraba en aquel día de nuevo con la carta en sus manos y viéndose a sí misma recibiendo ese papel que hizo que todo se fuera por el precipicio.

—¡No lo recibas! ¡No lo tomes!

Gritaba para si misma, pero todos sabemos que el pasado nunca cambia, no hay nada para hacerlo. Miró sus manos de nuevo y éstas estaban cubiertas de sangre y vidrios como la noche anterior, el espejo estaba junto de ella de nuevo, solo que esta vez el reflejo se veía roto y con una sonrisa burlona en el rostro.

—¿Recuerdas cuando lloraste cada noche, escondiendo tus sollozos y tapando tu boca junto a la puerta?

—Basta, basta por favor

—Cuando comenzaste a escribir aquella carta en la que tanto te esmeraste y que fue rota en miles de pedazos por sus amigos y él para luego ser la burla de todos

—¡Dije que ya basta!

El silencio reinó de nuevo su mente, ahora estaba en un cuarto oscuro mientras se veía sentada junto a aquella puerta y con las manos cubriendo su boca y con la respiración agitada, con aquel pedazo de papel en el piso.

—No llores, no llores, solo te acabas a ti misma

No era escuchada, después de todo era su subconsciente. Eran sus propios recuerdos, recuerdos que sólo existían en su memoria y que nadie sabía que existían.

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Abriendo sus ojos lentamente y encontrándose en su habitación con un paño húmedo en su frente, Eunyeong se levantó poco a poco y talló sus ojos para después mirarse al espejo, era un completo desastre como persona.

—Cariño, estas despierta

Su madre llegaba con una tina con agua y otra toalla en manos para cambiar la que ella tenía y que ahora se encontraba seca.

—¿Cómo llegué aquí?

—Donghyuk y Yuna te trajeron, Irene fue a la farmacia por medicinas, vaya que son buenos chicos

—¿Pero que paso? Recuerdo estar en el aula y luego mi vista se volvió borrosa

—Te desmayaste, o al menos eso creo. Estuviste dormida dos horas y no te habías movido hasta ahora, llamé a la doctora y dijo que tenías temperatura, por eso la toalla en la frente

Eunyeong asintió lentamente y entró al baño, enjuago su rostro con agua del grifo y cerró la puerta para desvestirse y darse una ducha, haciendo que sus penas cayeran junto con el agua que recorría cada parte de su cuerpo.
El cabello húmedo y aquel sonido del agua fluyendo la tranquilizaba tanto que podría quedarse ahí por horas, su respiración era tranquila y sabía que ese era su lugar seguro, al igual que su corazón, que en ocasiones la traicionaba.

La puerta sonó un par de veces y la voz de su madre la sacó de sus pensamientos y paz. Cerró la llave con cuidado y abrió el cancel.

—Estoy bien mamá, solo necesito un poco de tiempo

—De acuerdo, si necesitas algo solo grita y vendré

Agradecía que su madre le diera el tiempo y su espacio personal, dejándola ahogarse en sus propios pensamientos e ideas para realizar grandes cosas.
Tomó la botella de shampoo de la rejilla colgada junto a ella y comenzó a esparcir el líquido por su cuero cabelludo. Tallando con sus dedos y relajando su cuerpo una vez más, Eunyeong disfrutó mucho de aquella ducha, lo cual no había hecho en mucho tiempo.

Finalmente terminó y envolvió una toalla a su cuerpo, se miró en el espejo y se dio cuenta de que él dejar de comer el almuerzo que su madre le mandaba le había funcionado, ahora su clavículas se veían más y se sentía un poco mejor con su cuerpo.

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Eunyeong se encontraba haciendo sus deberes y leyendo los libros que siempre había tenido en su estante o incluso en su celular, tallaba y rasca a su cabello riendo un poco por los comentarios puestos en cada diálogo que parecía triste, pero con aquellos desconocidos de la red siempre se identificaba y aguantaba la risa en medio de la noche debido a sus padres.

Cerró la aplicación y colocó con cuidado el celular en semi mesita de noche, mañana sería un nuevo día y todo lo que había pasado, quedaría de nuevo solo en su memoria, o al menos eso esperaba.

Recostando su cuerpo de lado y con la nariz congestionada suspiro, siempre le pasaba eso cada que se quitaba el cobertor de encima o simplemente sucedía debido al calor, eso la desesperaba.

—Mañana será un nuevo día

Dijo para si misma en un susurro mientras cerraba sus ojos y quedaba completamente dormida.
Esta vez no estaba soñando nada, su respiración tranquila y leve hacia que durmiera en paz, era la primera vez en mucho tiempo que lograba hacerlo y no sabía el porque, se sentía aliviada de no tener otra de sus pesadillas y esperaba que así fuera siempre.