Paso 5: QUEMA EL CUERPO

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La última noche

Extravié mis alas blancas,
rompí el cristal que me enjaulaba,
bebí el vino más negro que ha existido y salí de casa con antorcha en mano dispuesto a quemar mi pasado.
Caminé a oscuras en medio de la carretera y quemé papeles,
personas y
ciudades enteras...
Nunca más escucharé lamentos.











Estaba vivo, desafortunadamente. El río me había escupido como si fuera un montón de basura.
La tormentosa agonía se siente como una sanguijuela, invadiendo mi cuerpo y necesito, con urgencia, compartir mis desventuras con alguien.

—Yei, ¡te lo dije!

—Recién apareces ¡Cobarde! ¡¿Por qué no me aconsejaste antes de que ocurra la desgracia?!

—No te encariñes... te lo advertí.

—¡Cállate! Eres como una taenia en mi cerebro.

Al parecer, la voz se ofendió y se fue.

Una, dos, tres... Me dirijo a la ciudad que me vió nacer. Ya no me importa si me arrestan o soy pillado por mis inmundos padres. El momento de hacerme notar ha llegado.
Es media noche y todo luce tranquilo. Perfecto para que la ciudad pruebe un poco de mi desdicha.

Entusiasmado me dirijo a la calle principal, donde se encuentran los edificios importantes, casas de buen apellido, centros comerciales, y con la ayuda de una piedra destrozo la primera luna del medidor de luz.

—¡Yei no lo hagas! ¡Te arrepentirás!

Tiro un poco de gasolina al interior de esta, comienza el corte circuito, las llamas y el espectáculo.
Uno por uno de aquellos lugares, que estarán en las primeras planas de los diarios de mañana, están siendo alumbrados. Los gritos y las sirenas no dejan de sonar.
La ciudad se levanta, el caos se extiende... Mi venganza de odió inició.
La gente comienza a sangrar, los edificios más altos se cubren en llamas de fuego, se oyen muchas explosiones, lamentos y agua, mucha agua, como las lágrimas que cayeron de mis ojos la noche anterior.
¡Todo es tan mágico que siento ganas de reír!

Caminando por la carretera principal, vuelvo mi mirada hacía esa ciudad que resplandece, la ciudad que hizo de mi vida un infierno y ahora, irónicamente, es más infernal que nunca. Ya estoy borrando recuerdos del pasado pero... hay uno que nunca, jamás, olvidaré.
















Viento
Lluvia
Relámpagos
Oscuridad













El duende me habla, desgarra mi ropa, quiere que le acompañe ¡Quiero ir! pero no puedo moverme. El demonio está cerca, lo escucho jadear. ¿Es real o solo es un sueño?
Me despierto alterado después de sentir un jalón endeble y miró a mi alrededor. No hay nadie.

—¡¿Quién es?!

Quiero recibir una respuesta pero el ruido parece descansar. No hay lluvia, no hay viento, no se oyen voces humanas.
Trato de recordar que pasó... Y lo único que recuerdo es la ciudad en llamas pero, entonces, ¿cómo aparecí aquí?
Me pongo de pié aceleradamente, busco la salida de la habitación pero no hay ninguna puerta ¿Es una broma?
¿De dónde salió esta pijama blanca? Mis pies están fríos ¡No me gusta estar descalzo! De pronto se oye un vaivén de sonidos humanos, susurros, gritos lejanos... Alguien se acerca y está sobre mí, sus pisadas son firmes.

El cielo se abre y de él cae una escalera hasta la esquina de la habitación. Inmediatamente Bajan dos hombres vestidos con mamelucos color hueso, sus rostros están cubiertos por una coraza de acero con dos agujeros pentágonos regular en los ojos y sobre sus hombros cargan un maletín que parece estar hecho de carne humana.
Mis piernas parecen ser el mejor escondite en este instante.
¿Quiénes son? ¿Qué quieren? Son preguntas mudas que hago en mi mente ya que mi cuerpo intuye que el silencio me salvará.
Despacio y con cautela se abre el primer maletín. De él sacan un plato de milanesa que despierta mi olfato y hace gruñir mi estómago.
Se abre el segundo maletín... de él salen tres cápsulas tornasoles acompañadas de un vaso con agua. Los hombres se quedan paralizados como esperando que algo acontezca, en esa quietud uno de ellos pierda la paciencia y grita:

¿CÓMO DESCUARTIZAR A MIS ENEMIGOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora