Capitulo 2: Deshonor

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Tres meses pasaron hasta que sus heridas sanaron, aunque jamás lo hicieron del todo, una gran cicatriz siempre estaría dibujada en su espalda

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Tres meses pasaron hasta que sus heridas sanaron, aunque jamás lo hicieron del todo, una gran cicatriz siempre estaría dibujada en su espalda. Su madre, la Beta de la manada, entre tanto tuvo nuevamente cachorros como cada año. Sus pares antes de irse del torneo lo despertaron, hicieron lo mismo con cada uno de los participantes del torneo que perdieron la conciencia; algunos ya no lo hicieron, tres de sus hermanos murieron en ese lugar y a nadie le pareció extraño.

De hecho, pensaron que él moriría, después de todo, su pelea aun cuando la ganó, fue una pelea realmente complicada y la herida de su espalda se veía muy seria; aun así, tuvo la suficiente fuerza de voluntad para llegar a la madriguera que habían hecho en el monte de tierra que ellos llamaban su hogar. Un rastro de sangre perduro en la nieve testigo de su esfuerzo. En esos tres meses Vitale pensó y pensó lo que había visto en el torneo intentando aceptar lo que vieron sus ojos. Estaba feliz, por primera vez en su vida había conseguido ser algo más que un lobo perdedor en la manada, pero algo le atormentaba, mientras él jugaba con los cachorros, reflexiono acerca de su familia, él y su destino.

Cuando nació, doce cachorros más nacieron con él, dos nacieron muertos y su madre se los comió para reponer sus energías por el parto junto con la placenta y dos más murieron en el primer año por enfermedades, uno por una infección y el otro por comer bayas venenosas... No había vuelto a reflexionar en ellos hasta este momento, cuando él estuvo tan cerca de la muerte. Y ahora también había perdido otros tres hermanos por causa del torneo. ¿Acaso sus hermanos y el mismo tenían algún valor? Después de todo cada año habría una nueva camada, otros catorce habían nacido y tres murieron en el parto y nuevamente fueron consumidos por su madre.

Lo habían cuidado durante estos meses para que se recuperara, pero a sus hermanos apenas enfermaron, los habían abandonado, ni siquiera habían intentado despertarlos con muchas ganas después del torneo... ¿Entonces por qué razón se hacía el torneo? Un escalofrío pasó por su cicatriz... Y acepto la realidad que había visto con sus ojos. Los combates estaban amañados... La intención de la manada era reducir su población.

Pusieron a los débiles contra los fuertes a propósito y les dijeron a los fuertes que mataran a sus rivales. Él solo sobrevivió por casualidad y por qué demostró más fuerza de la que creían... Pero si no, ¿Cuál habría sido su destino? Él empezó a mirar a su padre con otros ojos a partir de ese instante. Ya no era el líder justo que buscaba lo mejor para su manada, era un maldito y frio hijo de perra que mataba a sus hijos para que hubiera más comida para él y sus predilectos. Cuando se recuperó, fue a hablar con su padre, estaba rodeado por el resto de la familia.

- Dejo la manada, Basilio. - dijo con la mirada helada

- Ja, ja, ja ¿en serio? ¿Y a dónde irías? Además, llamándome por mi nombre, a mí, tu padre y tu Alfa ¿No se te habrá subido a la cabeza tu victoria por casualidad? – y aunque lo miraba con una expresión divertida veía un ligero tono de amenaza en sus palabras.

- No tengo por qué darle explicaciones a alguien que intentó matarme. – dijo congelando su corazón.

- ¿De qué rayos hablas? – esta vez su tono había cambiado y se notaba ira en cada palabra.

- Hablo de que te descubrí y estoy harto de esta mentira, métete tu torneo en el trasero. – Dijo volteando su cuerpo.

- ¡No puedes hablarme así! ¡Soy tu padre y tu Alfa y me debes respeto! – Basilio le dio un fuerte empujón a su cuerpo y Vitale rodó por el suelo, dejándolo de espaldas con el abdomen expuesto; él no se resistió, una vez en el suelo abrió sus fauces y grito de manera amenazante en el cuello de su hijo

- ¡El torneo es una manera de que los fuertes sigan siendo fuertes y que los débiles sean purgados de ambas manadas! ¡Demostraste tu fuerza, pero aún estás muy verde para rebelarte contra mí, muchacho! – Basilio apretó su mandíbula en el cuello de su hijo dejándolo apenas respirar entonces le contesto

- Angelo, Matteo y Elisabetta – contesto simplemente Vitale

- ¿Qué? – Basilio no se esperaba una contestación así, tranquila, de parte de su hijo

- Son los nombres de tus hijos, los que murieron en el torneo – Dijo Vitale con el corazón atragantado y continuó: – Filippa y Tiziano, eran los que dejaste morir cuando enfermaron... Pensé que eras un Alfa lleno de honor, pero me equivoqué... Ya no te reconozco como mi Alfa ni como mi padre. – sus palabras calaron profundamente en el alma de Basilio, quien temblando soltó a su hijo.

- Vete, vete y no vuelvas. – dijo volteando su cuerpo y dándole la espalda con el corazón roto.

Vitale se levantó y sacudió la nieve de su cuerpo, ya no tenía nada que decir... Miró al resto de sus hermanos y a su madre, todos estaban en silencio, si hubiera podido llorar como un humano lo hubiera hecho, pero se alejó en silencio lentamente. Mientras se alejaba solo pudo pensar en cuántos hermanos perdería hasta que se volvieran a ver, de los doce quedaban solo cinco. Esa noche muchos aullidos de lamento se lanzaron a la luna, fueron realizados por Basilio el Alfa de "Il Grigio Cenere" quien tenía un sabor amargo en la boca que no se podía quitar.


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El joven lobo rojo exclamó por primera vez desde que comenzó el recuerdo

- ¿Esto es real? ¿Realmente esto pasó alguna vez? - Dijo asombrado por la escena que veía en su mente.

- Por supuesto, todo esto es real hijo mío, son recuerdos distantes de otra época, pero son muy reales. - dijo el lobo estelar asintiendo con su cabeza.

- Los torneos se realizan hasta el día de hoy y todavía mueren lobos en ellos... ¿Tienen el mismo objetivo? – dijo con un gran dolor en el pecho el joven lobo rojo

- Para nada, estás viendo una generación en la que las costumbres y tradiciones de las manadas tenían otro objetivo y quien cambio eso es ese lobo. – Dijo el lobo estelar señalando a Vitale

El joven lobo rojo hasta ahora no lo había notado por haber estado tan inmerso en estos recuerdos, pero él estaba sintiendo lo que cada personaje sentía en estos recuerdos, y ahora sentía una avalancha de emociones, dolor, decepción, desprecio, tristeza y miedo. Con cada paso que daban Basilio y Vitale en estos momentos, se podían sentir emociones tan profundas e intensas como para dejar a cualquiera en el abismo de la desesperación

- Hijo mío, si esto es muy intenso, podemos dejar tu búsqueda de respuestas en este momento. – dijo el lobo estelar con una cálida sonrisa.

- ¡No! Ahora más que nunca tengo que ver esto hasta el final. – Dijo el joven lobo con convicción.

- Que así sea. – Dijo el lobo estelar asintiendo

Los ojos de VitaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora