Cap. 04

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"Mi querido señor...

Lamento mucho no estar presente en el momento en que usted despierte, la verdad no tengo la valentía para verle a la cara y enfrentar mis despreciables actos, ya que me temo que he abusado no solo de su buena voluntad sino de su persona misma.

Agradezco su infinita ayuda pero como años antes me dijo no soy más que una sucia rata, por favor ruego su clemencia y prometo no divulgar lo que pasó entre nosotros. Su nombre, honor y orgullo estarán para siempre salvaguardados en las paredes de mí habitación y ni la muerte me arrancará de los labios este secreto. Nuevamente me disculpo con usted por hacerle pasar el celo con un Omega como yo, por favor en modo de disculpa puede quedarse en mi casa el tiempo que quiera y tomar todo lo que necesite incluyendo comida. A las once y media antes meridiano vendrán a dejarle su ropa limpia, la he llevado a una lavandería pues no era mi deseo que mi o aroma se quedará impregnado en una persona tan honorable como usted. De nuevo pido perdón por aprovecharme de usted con la promesa de que jamás volverá a verme en su vida...

Atte: J. R. S"

Hércules apretó la carta entre sus manos estaba furioso con ese hombre, imaginar que en cuanto despertó se encontró en una cama desconocida completamente solo. Adormilado aun entre sueños buscó al Omega pero no lo encontró ahí fue cuando despertó de golpe y comenzó a buscarlo por todas partes, todo su alfa interno no dejaba de llamarlo pues sabía que el celo de los omegas duraba de cinco a seis días y deseaba pasar todo ese tiempo probando sus labios y toda su sal. Hércules sabía que el hilo de sus pensamientos no era muy cuerdo pero su instinto alfa era el que dominaba en este momento, si no fuera por todo el aroma afrodisiaco en la cama el de cabello naranja pensaría que todo fue una loca fantasía de él. En seguida vio la hoja de papel extendida en la cómoda, recordaba que la noche anterior está no estaba ahí así que se imagino de que se trataba...

Era una carta de disculpas del Omega dónde le dejaba.

Le dejaba...

Hércules dejó salir un largo suspiro. No sabia que era lo que deseaba con este omega llevaba tiempo observándole desde un cristal en la lejanía, sabia sus horarios y como le gustaba preparado su té por las tardes. También estaban en numerados en su cabeza los bocadillos que degustaba más y usualmente los libros que solía leer, conocía de lejos a sus amistades incluso las que iban a frecuentarlo mas veces e incluso sabia que clase de personas lograban hacerle arrugar la nariz cual conejo molesto. Joder... si lo pensaba de esa forma parecía todo un acosador. No era de su agrado saber todo eso por mirarle a escondidas, eso no era correcto pero no lo había hecho con la intención de acosar, solo que después de mucho tiempo comenzó a realmente observarle con detalle. Le gustaba verle sentado en la mesa lejana donde apenas algunos rayos de sol acariciaban sus piernas. Le gustaba verle con la mirada baja leyendo un libro pues entonaba mas sus largas y tupidas pestañas plateadas. Le gustaba aquella heterocromía de iris que poseía y que pocas veces dejaba ver pues rara vez no llevaba puesto su monóculo modificado. Le gustaba Jack, incluso su casa ahora que la veía con sus tapizadas paredes y desordenados estantes perfectamente ordenados a la manera de un lobo solitario. Un nuevo suspiro invadió a Hércules, no debía revisar tan atento la casa de otra persona pero no podía dejarle de gustar todo el lugar.

Jack se despertó sintiendo un enorme peso sobre de él, había un brazo enorme rodeandole era cómodo y tibio pero demasiado pesado. Se aferró a él dispuesto a volver a dormir pues se sentía tan calientito contrastando con el frío de la mañana era como tener una sábana extra sobre él, nunca en su vida se había sentido tan seguro, comenzaba a acorrucarse nuevamente cuando de golpe recordó de quién era ese enorme brazo.

"Mierda... El joven alfa"- pensó el de cabello plateado sin creer que se había aprovechado de un muchacho usando su aroma a zorra "pobre chico enterarse que tuvo que pasar la noche conmigo por su celo"- Jack comenzó a moverse para librarse de ese abrazo de oso que lo pegaba al alfa "me aproveche del hijo de Zeus"- finalmente el Omega logró zafarse y cayó al suelo. Se quejó en silencio, sentía la garganta seca, las caderas le dolían, sus brazos se sentían entumidos y cansados y sus piernas no dejaban de temblar.

"Sir" Shuumatsu no Valkyrie (Yaoi) OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora