Cómo gatos y ratones

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Jack se había confinado en la casa del señor Adan pues no se atrevía a salir de nueva cuenta a la sociedad, se sentía tan avergonzado que no podía dar la cara. Tenía miedo de encontrarse con el abogado y enfrentar sus consecuencias.

- ¡Estoy harta! - Eva le quitó las sábanas de encima descubriendo el cuerpo de Jack en la cama aferrado a una almohada - ¡Sal de la cama! -

- No me haga volver al mundo Madam - Rogó en voz baja el omega

- Esa cara no te salvara por quinta vez Jack -

- Por favor - rogó una vez más en una suplica a la rubia.

- No. Jack llevas casi dos meses metido en cama sintiendo lastima de ti mismo, mis hijos no pueden cubrirte para siempre en el restaurante, debes volver a tu trabajo y mírate, estas cada día mas delgado debes tener alguna clase de anemia pero por tu necedad de ver siquiera a alguien vivo que no seamos nosotros no quieres ver a un doctor -

- Madam Eva. Usted es infinitamente buena, venda el restaurante y pague de ahí mí estadía en su casa pero por favor no me obligue a salir. No son mis deseos levantarme de esta cama -

Eva frunció el ceño furiosa - ¡Harta! - exclamó - te quiero mucho Jack y estoy a punto de ceder pero le jure a mi querido Adan que hoy mismo haría que salieras de cama de nuevo a la sociedad y eso haré, así que levántate mi voluntad es demasiado grande como para darme por vencida contigo -

Jack hizo un puchero y resignado se levantó de la cama, sentía que sus piernas le temblaban - ¿Esta segura que no quiere aceptar mi oferta? -

- Iremos primero a la panadería y después compraremos queso y leche. Es todo lo que haremos hoy para empezar ¿Entendiste? - Eva uso un tono de voz más maternal y sonrió cálidamente al omega - sé que esto puede ser difícil Jack y para nosotros no es problema tenerte en la casa eres como un pequeño ratón, no haces nada de ruido y siempre estas encerrado. Te queremos y queremos que puedas salir de nuevo, tu restaurante es lo que te hace mas feliz y feliz es como te queremos ver -

Jack no podía enfrentarse a las palabras de Eva cuando iban dirigidas con tanto amor y cariño así que asintió con la cabeza, la misión no sonaba tan difícil. Ir por pan, leche y queso. Era demasiado facil solo debía rogar a todos los dioses por no encontrarse con alguien que pudiera encontrarlo en Londres.

Dioses... 

Se le había olvidado que él y dios no estaban tan en buenos términos ¿Cómo pudo olvidarse de algo como esa trivialidad?

Estaba sudando con cada paso que daba, miraba a todos lados y sentía que todas las personas lo miraban, había sido una mala idea salir aunque podía fingir que estaba bien no lo estaba solo deseaba regresar a esas cómodas sabanas finas en la casa del señor Adan.

- Estarás bien Jack - Eva caminaba a su lado con un hermoso vestido rosa y le tomó de la mano, pese a que ambos llevaban guantes sintió la calidez de la mano de aquella omega.

- Lo sé - mintió descaradamente y ambos entraron a la panadería una donde vendían los mas ricos panes de la región, dulces y esponjosos. Jack inhalo complacido de poder respirar aquel delicioso aroma, lo había extrañado tanto, Madame Eva tenía razón, no era tan malo volver a la sociedad.

Ambos compraron una pequeña ración de panes y pastelillos, salieron del lugar y ahora en verdad Jack se veía mas animado eso alegro mucho a Eva pues su plan estaba siendo un exito. Mientras caminaban platicando y conversando de las cosas mas triviales Eva notó como Jack se detenía abruptamente cruzando la calle, cuando se giró a verle, su semblante se veía estupefacto, podía jurar que su querido Jack había cambiado de color. De imprevisto aquel le dio la bolsa de pan que sostenía brutamente y salio corriendo de ahí, cómo alma que lleva el diablo.

"Sir" Shuumatsu no Valkyrie (Yaoi) OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora