- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a entrar a mi casa? - El chico parecía muy enfadado y yo por miedo decidí no contestar.
- ¡ Te estoy hablando ! - En ese momento creo que por el mismo miedo por mi vida decidí contestar.
- No lo sé, solo vi una pequeña cueva y por la misma curiosidad decidí entrar. - Realmente me gustaría decir que lo dije con una voz serena y calmada pero más bien mi voz era temblorosa y muy baja, como si estuviera susurrando.
- ¿Realmente tu crees que puedes entrar en una casa ajena solo por que te parezca curioso? - En aquel momento decidí levantar la cabeza, ya que todo este tiempo la tenía hacia abajo, justo cuando la levante, me permití mirarlo al detalle.
Era como había pensado un chico joven, no tendría más de 20 años y mediría aproximadamente un metro ochenta y dos o un metro ochenta y tres. Al estar enfadado se podía ver claramente sus músculos en tensión y el chico parecía que hacía bastante ejercicio, al estar enfadado también se le veía unas pequeñas arrugas en la frente. Y tanto mirar y mirar se percató, en ese momento conectamos nuestras miradas y no se si es porque vio el miedo en la mía, pero su expresión se suavizó, los músculos se destensaron y se puso firme.
- Perdona - Se limitó a decir.
¿Realmente me tenía que pedir perdón? Siendo sincera yo era la que había entrado a su casa y el era el que me había salvado de aquel extraño hombre. No obstante, me había gritado y fue bastante agresivo. Así que después de pensar medio minuto sobre lo que decir, conteste:
- Tranquilo, no pasa nada.
¿Tranquilo , no pasa nada ? De verdad era lo mejor que se me ocurrió. Chica el te acababa de salvar de un señor que iba a matarte y tu dices "¿Tranquilo , no pasa nada ?". Entonces después de aquella riña mental me dispuse a reformular mi contestación.
- Tranquilo , no pasa nada. No me debes de pedir perdón fui yo la que entró a tu casa sin ningún tipo de autorización y has sido tú el que me ha salvado sin conocerme. Te debería de agradecer por salvarme. - Después de todo este discurso, decidí regalarle una pequeña sonrisa.
- De nada, la verdad es que le estoy cogiendo gusto a esto de salvar gente - Me contestó con una sonrisa.
- Me llamo Niccolo Fiore Bianchi, soy italiano. - Me extendió la mano a la vez que me regalaba otra sonrisa.
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𝔻𝕌𝕃ℂ𝔼 𝕄𝔼𝕃𝕆𝔻𝕀𝔸
БоевикUna joven tendrá que superar varios obstaculos en su vida si querrá seguir viviendo.