I Miss You

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"I miss you"

Lunes

23 de Febrero de 2004

—No puedo creer que vomitaras sobre mí— Dijo Melissa riendo mientras estaban sentados en el sillón de la sala viendo las fotografías que habían tomado en el viaje a Disneyland. Ya hacía una semana y media de eso.

—Fue por tu culpa, te dije que no podía entrar a la montaña rusa porque acababa de comer. Tú insististe— Harry miró su reloj de muñeca y se levantó de súbito, debía irse a la universidad. Se despidió de Melissa y corriendo fue a tomar un taxi.

Había preparado algo especial para el chico del tren, se había vestido bien. Se había arreglado el cabello —innecesariamente, ya que tuvo que ocultarlo bajo su beanie azul grisáceo. Pero la intensión es lo que cuenta—, se había puesto un Blue jean que, según Melissa, le quedaba divino, junto con sus botas color marrón, una sweater beige de lana y el montón de abrigos encima, junto con la bufanda. A su parecer, todo se veía bien. Y Melissa no le había dicho nada malo antes de salir, así que asumió que había hecho una buena elección de vestuario.

Era su sorpresa para él. Más la sorpresa se la llevó Harry cuando el tren paró por segunda vez y no vio al ojiazul por ninguna parte. Se levantó y le busco por todo el tren, por cada uno de los asientos y luego pegó su cara a la ventanilla para cerciorarse de que aún no esperaba para montarse o algo así.

No, el chico del tren no había ido ese día.

Y así continuó por una semana.

Harry estaba desesperado. Quería mostrarle su dibujo, quería mostrarle al ojiazul que finalmente había podido dibujar su sonrisa.

"Dime dónde has ido. Me pregunté millones de veces qué sería de mí sin ti y ahora sólo quedan los buenos momentos de ayer que fueron de los dos, aún sin que lo supieras. Y si de ahora en adelante no nos volvemos a ver, quiero creer que recordarás las tardes de invierno que sucedieron entre nuestro silencio. Al estar aquí, capturando esta historia de amor que nunca comenzó en estas hojas de papel, basta para acallar los gritos de mi corazón, que claman por tenerte cerca"

Harry se sentó en el mismo asiento de siempre. Ya habían pasado dos semanas y el chico del tren no aparecía. Él estaba decidido; si no aparecía ese día, no seguiría yéndose en ese tren. Le dolería, y la incertidumbre de saber qué le había pasado al ojiazul o de si había vuelto al tren, le carcomería, pero ya había tomado su decisión.

— ¿Por qué esa cara, joven?

Harry vio a una mujer de edad avanzada, sentada del otro lado del pasillo, en diagonal.

—No es importante— Respondió Harry con una sonrisa y la mujer no siguió preguntando

El tren se detuvo lentamente en la segunda estación y Harry volvió a levantarse de su asiento, buscándolo. Se atrevió a caminar hasta la entrada del tren y cuando las puertas se abrieron, ambos quedaron cara a cara. Allí estaba, unas pequeñas ojeras cubrían sus ojos y aún tenía algunas marcas en su mejilla que indicaban que se acababa de despertar, pero, a los ojos de Harry, era perfecto. Él le sonrió y Harry le dedicó una sonrisa mayor. Había vuelto.

— Te extrañé— Se le escapó al rizado, quién se sintió estúpido luego de decirlo. Y luego, una electricidad corrió por todo el cuerpo de Harry cuando el ojiazul le tomó de la mano y le condujo hasta sus respectivos asientos. Se sentó frente a él, le dedicó otra sonrisa y miró a la ventana como siempre. Harry miró su mano y se dio a la tarea de respirar, porque había dejado de hacerlo ante el contacto, y le dedicó una mirada al chico sentado frente a él.

Vendería su alma al diablo por saber qué era lo que pasaba por su mente.

Él le había tocado. Aún no podía creerlo. Sentía de nuevo aquella necesidad de sentarse a su lado, pero ésta vez quería besarlo, tocar aquellos rosados labios con los suyos y que ambos se perdieran en el momento ¿Qué más dará lo que digan? ¿Qué más dará lo que piensen?

Harry se moría por oírle hablar. Se moría por oír aquella, seguramente, angelical voz.

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